CAPÍTULO VEINTICUATRO

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¡Disculpen el retraso!
Mas tarde subiré otro capitulo como recompensa... (si puedo je)

¡Disfruten el capitulo!

CAPÍTULO VEINTICUATRO.



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THEY ARE MY CHILDREN'S.


Observaba a Drago sentando en mi regazo, a pesar de ser un bebé, el era el más grande mis hijos.
Sus ojos me observaban atentos a los movimientos que hacía, yo acariciaba su pequeña cabecita. Drago ronroneaba por el placer de mis caricias.
Creo que, Drago sentía la tristeza que habitaba en mi interior y el trataba de consolarme.
Inmediatamente después de lo ocurrido con Viserys, me aleje del lugar bajo la mirada impactada de los vikingos. Sabía que, ahora iban a respetarme y admirarme, pero ¿a que costó?
Había asesinado a mi... hermano... A mi propia sangre, no podía evitar sentir culpa en mi interior.

¿Mis papás se sentirán orgullosos de lo que hice?

A pesar de la traición de Viserys, yo lo amaba, es decir, ¿quién no ama a sus hermanos?
Me sentía mal, triste y desolada.

Mis tripas habían estado sonando desde hace rato por el hambre que sentía, sin embargo, no me había movido.
Estaba sentada entre yerbas, había caminado durante un largo rato, no aguantaba estar en Wessex ese instante, necesitaba respirar y despejar mi mente.
Sabía que Ivar estaría enojado conmigo por haberme ido así sin más, sin decir nada, pero eso era algo que podía llevar.

Mis tripas sonaron una vez y esta vez, hice caso a mi hambre y me pare.
No sólo era yo, estaba mi hijo y probablemente él estaba muriéndose de hambre.
Aún no sabía cómo Drago había llegado hasta mí, digo, yo lo dejé con sus hermanos en el lugar donde dormíamos Ivar y yo.
Supongo que era una "conexión" que teníamos mis hijos y yo, pero eso lo averiguaria más adelante.

Camine durante un largo rato con Drago apoyado en mi hombro, cuando llegué finalmente a las puertas de Wessex, las personas que custodiaban la entrada inmediatamente me vieron.

—¡Abran las puertas! —Escuche que uno de ellos grito —¡Es la princesa Daenerys!

Como reacción, las puertas se abrieron en ese instante. Unas cuantas personas se reunieron en la entrada para verme y yo solo fui capaz de sonreírles, pero, me di cuenta que no me prestaban atención, ni habían visto la sonrisa que les había regalado, toda su atención estaba puesta en el dragon que tenía apoyado en el hombro.

Lo miraban...embalsamados, asombrados. Entendía la impresión que tenían al ver a mis hijos.
Durante muchísimas décadas, el mundo no había visto un solo dragon. Mi familia, cuando estaban vivos, por supuesto, no habían tendió Dragones.
Los últimos Dragones existentes habían muerto hace muchísimo tiempo.
Actualmente, yo era una leyenda.

Fire & Blood > Ivar The Boneless | Vikings Donde viven las historias. Descúbrelo ahora