capitulo 9

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En la alcantarilla se encontraba Leonardo pensando como escaparse de los mocosos del pasado, miro a su hija al sentir como hubo un golpe en seco, tora ya había derribado a Rafael y a Mike, suspiro y se levanto había olvidado por completo que ella había sido la que peor herida había salido el día anterior, aunque eso no era novedad, a pesar de ser la madre y ser demasiado sobreprotector siempre olvidaba cuando tora se lastimaba haciendo que su pareja siempre era el pendiente a eso, pero tampoco podían culparlo se había acostumbrado así, los cuatro lo hicieron.

Suspiro mirando como su hija reía en la cara del de la bandana roja que estaba mirando enojado...no, furioso a la niña.

-tora ¿Cómo está tu herida? –pregunto Leonardo, haciendo recordar a doni que miro a la chica alertado.

-verdad, lo había olvidado por completo, no puedes moverte mucho, tu...-tora se subió el suéter mostrando una pequeña cicatriz curada casi por completo- estas bien, pero ¿cómo? – el de lentes cayo en el suelo.

-tengo una rápida curación- respondió sin molestarse mucho en responder, de un momento a otro sus orejas salieron a la luz comenzando a moverse de un lado a otro, su madre la miro con curiosidad.

- ¿Qué sucede? –pregunto colocándose en posición de ataque, las tortugas menores siguieron su ejemplo.

-escucho unos pasos, y huelo a humanos- su padre se acercó y le dio un pequeño golpe en la cabeza, haciendo que la chica se sobara y lo mirara mal.

- ¿Qué? –la niña lo miro mal mientras lagrimas se acumulaban en sus ojos.

-son cassie y abril- suspiro y miro a los más jóvenes-ellos no nos pueden ver y si preguntan por el Leonardo del pasado él está en su habitación, anoche tomo un refriado y para que no se propague decidí dejarlo en su habitación, ya le di medicación doni- el menor solo asintió, padre e hija se fueron hacia la sombra desapareciendo casi por completo, los hermanos les dio un poco de miedo, esos dos eran buenos para pasar desapercibidos.

-chicos- Rafael fue abrazado por cassie que fue apartado de inmediato.

-hola-abril saludo con una sonrisa mientras hablaba tranquilamente, pasaron los minutos y los hermanos ya no estaban nerviosos después de todo se notaba que sus dos amigos no habían notado para nada a las dos personas que se estaban ocultando.

-tu padre está con los del pasado, hay que ir- tora solo lo miro y asintió completamente de acuerdo a su progenitor, ella también extrañaba mucho a su padre, pero no decía nada para no preocupar a su madre, sabía que tenía suficiente con sus propios pensamientos.

Ambos caminaron entre la oscuridad que les brindaba protección y la posibilidad de movimiento, con tranquilidad y sigilo lograron llegar a la entrada de la alcantarilla sin que las demás tortugas y los humanos se dieran cuenta de su presencia.

Ambos con rapidez lograron llegar a aquel edificio todo destruido, aun se tardaron un poco ya que la menor se distrajo con un gato el cual hace que casi los descubran, al final tora termino llevándose al gato con ellos. Un pequeño minino, con unos pocos días de nacido que estaba solo, era completamente negro y según tora era una monada.

-lo siento mama- dijo apenada mientras subían las escaleras, Leonardo no dijo nada y solo asintió.

- ¿Cómo lo llamaras? - tora abrió los ojos y sonrió. Leonardo suspiro mentalmente, aunque quisiera él nunca podía enojarse con su pequeña niña, después de todo ella era simplemente perfecta y nunca les causaba problemas al menos de que fuera algo en lo que ella creía y hay venia un gran lio la mayoría de las veces.

-kuro-dijo sonriente mientras acariciaba suavemente su cabecita y escuchaba como el pequeño parecía querer llorar de felicidad- tranquilo pequeño, nadie te hará daño nunca más- el mayor se sintió orgulloso de su pequeña.

Cuando estaban a punto de abrir la puerta para entrar en cuanto tora se detuvo y libero otra vez su parte felina, sus orejas se movieron mientras que sus pupilas se estiraron y comenzó a gruñir mientras apegaba al pequeño gatito.

-la rata llego al lugar-dijo y miro a su madre que también poseía la característica en sus ojos como un gato, pero ellos solo reflejaban tristeza pura.

-no podemos permitir que nos encuentre, nos quedaremos aquí- la menor sonrió débilmente y ambos entraron.

Al entrar se encontraron a la tortuga y al felino del pasado en el suelo sentados el mayor y el más pequeño arriba totalmente dormido, en la única cama que se encontraba estaba el tigre del futuro dormido y herido, tratando de no despertar a los dos que estaba cansados y ambos saludaron al tigre despierto que solo asintió procesando como se vería su pareja en el futuro y su pequeña cachorra.

Madre e hija se acercaron a la cama, sentándose al lado del cuerpo.

Al sentir dos olores muy conocidos para él, poco a poco abrió los ojos encontrándose a Leonardo con lágrimas en los ojos de completo alivio, no pudo despegar la mirada de su pareja, Leonardo acaricio el suave pelaje de su marido, estaba tan lastimado, le recordaba a tora y lo cerca que estuvo por perderla.

-esa mirada- pensó tora, mirándolo sabía que significaba, lo conocía a la perfección-no tienes que preocuparte cachorro, estoy bien-dijo y con cuidado le seco las lágrimas, Leonardo tomo la mano de su marido y se pegó más a ella, solo había pasado un día desde que se separaron, pero había añorado tanto su contacto, su calor.

-claro como yo soy invisible-murmuro y sonrío, ya no notaba la mirada de su madre vacía. Fijo su vista en los del pasado que se encontraban mirando a los otros, ella sonrío y se sentó al lado del tigre del pasado, la pareja del pasado se fijo en ella.

- ¿no lo vas a saludar? –pregunto Leonardo y ella solo se encogió de hombros.

-cuando mis padres se ponen así, ni yo puedo separarlos, cuando mama ya no se preocupe, ambos dejaran de estar así- dijo sin importancia recostándose en el gran tigre mientras jugaba con su nuevo amigo que solo ronroneaba haciéndola reír, de pronto sus ojos se opacaron y su vista se nublo.

- ¿tora? –Leonardo se bajó de su pareja y la miro con cuidado, ella le sonrío.

-mama no es la única que extrañaba a alguien, mamoru, es un lobo y mi mejor amigo desde que nací- susurro colocando al crio en su regazo y alzaba sus piernas hasta que tocaron su pecho y las abrazo- es alguien muy serio, que me protege ante todo y solo me muestra una sonrisa a mi...siempre a mí. Quiero volver con el- se escondió entre sus piernas, sus orejas y cola estaba hacia abajo.

-tu regresaras con el- aseguro el felino acariciando su cabeza, ella la miro. Leonardo sonrío viéndolos, el será un padre perfecto.

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