RAMÉ: El Infierno de Lee Wooseok

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El infierno de Lee Wooseok empezó cuando Mamá le anunció que había un monstruo viviendo en el espejo.

—Eres el único que me obligó a esto, Wooseok. No necesito un niño inteligente que desperdicia su talento y mi tiempo, así que si no eres lo suficientemente bueno, este monstruo se convertirá en ti.

Obviamente Wooseok pensó que aquello era únicamente una amenaza de su Madre, quien se veía cada vez más frustrada por no poder obligarlo a obedecer sus reglas.

Sin embargo, después de que su salón de estudio fuera remodelado y se le asignara una nueva habitación para dormir, las cosas se volvieron desagradables.

Originalmente estaba acostumbrado al encierro, pero que de repente el salón fuera cubierto por paredes insonorizadas, y que solo hubiera un único escritorio en medio de la estancia, lo volvía más ansioso.

Lo que más asustaba a Wooseok era este enorme espejo que dividía el salón, o más bien, lo que se reflejaba en este.

—Si te distraes un poco de tu libro, él te verá a través del espejo, Wooseok.

Aquello había dicho su Madre antes de abandonar el salón.

Wooseok se encogió de hombros y empezó a elaborar su larga guía de estudio porque estaba de buen humor, no obstante, después de unos minutos y tal vez por curiosidad, dirigió su mirada al espejo, el sudor frío empezó a cubrirlo de inmediato.

Estaba tan aterrado que todo lo que hizo durante 6 horas fue sudar y respirar de forma acelerada, no podía moverse y mucho menos hablar. Porque el Wooseok reflejado en el espejo se movía por su cuenta, escribiendo en la pizarra, leyendo, y a veces se quedaría viendo fijamente en su dirección sin hacer nada... solo lo veía.

Por supuesto, Wooseok que tenía un intelecto superior era alguien racional, todo en la vida tenía una explicación, así que decidió que tales monstruos no existían y aquello era parte de un truco de su Madre para molestarlo.

Su Madre logró convencerlo por completo días después tras colocarlo en una camisa de fuerza y amordazarlo, afirmando "que el monstruo finalmente había salido del espejo" y dejándolo noches enteras atado a la cama a un lado del monstruo cuyo rostro era idéntico, a veces, el monstruo despertaba al escuchar sus sollozos asustados y simplemente lo miraba, con sus grandes ojos brillando en la oscuridad, y otras veces le pellizcaba las mejillas, lo suficientemente fuerte para dejar pequeños moretones en la piel.

Wooseok empezó a ser familiar con la sensación de estar viéndose en un espejo y de que su cuerpo no era suyo constantemente.

Cuando el estrés y la ansiedad sobrepasó los límites del pobre niño de 10 años, Wooseok se rompió por primera vez.

El rostro de su Madre jamás lució tan satisfecho como aquel día, ella se veía tan feliz mientras Wooseok rompía en llanto desesperado, rogando sobre sus rodillas.

—¡Por favor, haz que se vaya! ¡Seré un buen niño! ¡Haré todo lo que digas, así que por favor...

Su Madre suspiró, colocando una muy fingida expresión de preocupación.

—Un mes y 15 días, Wooseok. Es lo que te tomó rendirte. Eres un niño problemático pero no podía rendirme contigo, no podía rendirme con tu talento. Mira hasta donde llegamos, si tan solo hubieras regresado a tus sentidos unas semanas atrás, todavía pude haberte dado una última oportunidad.

Ella chasqueo los dedos y los dos hombres fornidos que la acompañaban recientemente tomaron a Wooseok, empezando su labor de contener al niño.

Es lo que más odiaba, verse en la posición en la que no podía defenderse o escapar del monstruo.

RAMÉ (Wooseok/Seungwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora