Capítulo XXVI

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Wooseok chasqueó la lengua, ignorando al bastardo que seguía gritando estupideces frente a su puerta.

—¡Tu! ¡Pequeña perra! ¿Quién te crees que eres? ¡Voy a derribar esta puerta y será tu fin!

—¡Vete al infierno! ¡Si te atreves a molestarme una vez más, te voy a demostrar lo desquiciado que estoy! 

Después de algunos insultos, el bastardo escolta sustituto lo dejó solo.

Wooseok respiró tranquilo nuevamente, había soportado toda la semana actuando como el Kim Wooseok engreído y caprichoso que era hace algunos meses, ciertamente era exhaustivo hacer rabiar a ese bastardo, no podía creer que en el pasado se le hacía tan natural ser así.

Finalmente podía comprender por qué habían personas que lo odiaban tanto, y por qué siempre estaba de un humor irritable, al parecer, sus acciones eran tan estresantes para otras personas como para sí mismo también.

De todas formas, ese sujeto (A Wooseok ni siquiera le importaba recordar su nombre) se había creído con el derecho de tratarlo de forma despectiva y acosarlo sexualmente desde el principio. Wooseok se preguntaba qué cosas habrá dicho de él Han Seungwoo en su primer reporte, que este sujeto ya tenía una pre-imagen de Wooseok tan desagradable.

Bueno, Kim admitía que no había dado la mejor primera impresión al empezar a gritar de repente sobre con quién se habría acostado la última vez, o mencionar a sus numerosos pretendientes y preocuparse por cuál de ellos habría contrato un sicario para matarlo, y luego seguir haciendo comentarios sucios ante un desconocido.

Wooseok sintió sus mejillas calentarse por la vergüenza, aquellos días definitivamente había estado fuera de su cabeza, aunque todavía estaba completamente seguro de que Seungwoo no era el tipo de patán que hablaría de esa forma de él incluso si lo había hecho enojar tantas veces, así que solo podía concluir que esos bastardos del gobierno eran todos peores que vecinas chismosas que no estaban conformes con sus vidas y buscaban ver a los otros miserables. 

Suspiró.

El reloj marcada las once de la noche del séptimo día. Si Seungwoo no regresaba antes de las doce, temía que tendría que quedarse con este sujeto asqueroso.

Y si eso ocurría, no podría reunirse con Seungyoun como prometieron.

Naturalmente, Wooseok confiaba en ambos, por lo que se concentró únicamente en sobrellevar su propio problema, manteniendo a raya su enfermedad.

Tomó el vaso de agua a su lado y jugueteó con la pastilla en su mano. Ahora que había decidido consumir su propio Ramé, si perdía el control o no era su propia responsabilidad. 

La idea de que un día podría causar otro percance lo aterraba, sin embargo, lo aterraba incluso más volver a olvidarse de Wooshin, o del dolor, sacrificios y esfuerzos de Jinhyuk, Wooseok consideraba tremendamente injusto pretender seguir viviendo una vida ignorante a base de mentiras por omisión.

Kim tomó la pastilla mientras caminaba ansiosamente frente al enorme ventanal, donde se podía ver el jardín delantero, cuando los pies le dolieron y con resignación iba a recostarse un rato, una enorme camioneta negra invadió sin preocupación alguna el elegante jardín.

Wooseok jadeó casi pegando la mejilla en el cristal del ventanal en un intento por ver más claramente, la figura que descendió de la camioneta miró hacia todos lados como si estuviese buscando a alguien, luego dirigió su mirada hacia el ventanal donde ahora Wooseok presionaba sus dedos con anhelo. 

Los ojos de Kim ardieron y se volvieron cristalinos cuando la figura lo saludó desde abajo, por lo que casi tropezando con sus propios pies, se dirigió apresurado a la entrada, pero a medio camino se acordó que toda su actuación sería expuesta si simplemente iba y se lanzaba sobre los brazos de Han Seungwoo como quería hacer.

RAMÉ (Wooseok/Seungwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora