Capítulo VIII

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"No lo hemos visto durante dos días desde entonces".

Aquella afirmación había activado aquel click en la cabeza de Wooseok que procuraba siempre mantener firmemente oculto.

Después de tres largas respiraciones y sentirse repentinamente expulsado de su propio cuerpo, él estaba eufórico entre gritos y golpes, justo como lo estaría un animal rabioso.

Ambos chicos frente a él seguían moviendo los labios como si estuviesen gritando y tenían expresiones desconcertadas y asustadas por el feroz ataque del que eran víctimas. Aquello pudo durar segundos tanto como pudo haber durado varios minutos, Wooseok no tenía forma de saberlo en el estado de frenesí en el que se encontraba.

Yuri sostuvo al castaño de las manos evitando que le sacara los ojos a Kookheon a arañazos, sin embargo, no fue tarea fácil, el más bajo pateo y lanzó golpes hasta que Kim Kookheon cayó al suelo y el escurridizo castaño se le lanzó encima dirigiéndose con determinación a la garganta expuesta. Yuri no tuvo más opción que usar toda su fuerza aunque fuese a lastimarlo y lo empujó.

—¡Kim Wooseok! ¿¿Perdiste la cabeza?? —Le gritó Yuri con voz agitada—

El interior de la cabeza de Wooseok zumbo al golpearse contra el suelo, miró a su al rededor y se sintió temeroso, todo le parecía desconocido, su propia respiración le parecía ajena y casi no podía escuchar lo que los otros dos estaban diciendo.

¿Por qué estaba golpeando a Kim Kookheon anteriormente? No tenía idea.

Se puso en pies sintiéndose mareado y con náuseas, intentó enfocarse en Seungyoun, caminó hacia la puerta y examinó bajo la alfombra. Wooseok se había burlado mucho por el cliché de esconder la llave de repuesto ahí, pero Seungyoun siempre le decía que debía ser ahí de modo que hasta un idiota como Wooseok pudiera encontrarla en caso de emergencia.

Sus manos temblaban mientras intentaba abrir la cerradura, sus ojos dieron con el reflejo de las vidrieras que adornaban la entrada, se encontró con sus propios ojos y gimoteó, el temblor aumentó en sus manos, así que se detuvo por un momento y volvió a enfocarse.

"Seungyoun, llaves, puerta." Empujó la idea fuertemente en su cabeza.

Se adentró con pasos débiles, le parecía que había entrado en la casa equivocada, pero los retratos en las paredes sobre Wooseok y Seungyoun estaban ahí, sin embargo, el resto era diferente, aquello lo dejó helado por la impresión.

Cho Seungyoun siempre mantenía su casa impecable y ordenada, jamás había un sólo mueble fuera de lugar, esto no porque su amigo fuera un amante de la limpieza, sino porque él sabía lo perfeccionista que era Wooseok al respecto, él necesitaba mantener su casa impecable en caso de que Kim decidiera que quería pasar el rato, o en todo caso, dormir ahí.

Pero ahora, Wooseok veía latas y botellas de licor amontonadas junto a vasos de café y basura de sopas instantáneas por todos lados, los muebles estaban sucios y desacomodados, los adornados esparcidos, algunos rotos y otros se encontraban en lugares a los que sólo pudieron llegar si alguien los lanzaba.

La presión arterial de Kim seguía en aumento.

—S-Seungyoun... —Llamó débilmente—

Se encogió de hombros asustado y se cubrió las orejas. Guardó la calma y pensó.

Cho probablemente estaba ebrio, su amigo tenía la costumbre de buscar lugares helados cuando estaba borracho, más de alguna vez lo encontró dormido en la tina del baño. Tenía que buscar en el baño y ahí se dirigió, pero cuando puso la mano sobre el pomo de la puerta se detuvo sintiendo el sudor frío bañando su rostro.

RAMÉ (Wooseok/Seungwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora