Capítulo XXXI

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La mancha roja que colorea el pavimento, 

está pintada con la sangre de alguien que amas.

No sabría decir con precisión si había estado despierto todo este tiempo, o si recién acaba de recuperar la conciencia.

El mundo a su alrededor se pintaba en colores difusos, a veces claro y a veces borroso, más allá había una persistente luz, las partículas de polvo eran visibles a través de dicha luz, Wooseok abrió la boca pero el quejido no salió de su boca.

Había un terrible dolor acosando su cabeza, era tan intenso que hacía que todo el interior de su cabeza zumbara con un insistente y sofocante ruido de estática, era tan horrible que ni siquiera podía llorar, porque no tenía la fuerza para hacerlo y porque de alguna manera sabía que si lloraba sería incluso peor.

Su rostro estaba húmedo, tal vez eran lágrimas pero también podría ser sangre. Intentó encontrar la razón del por qué estaría sufriendo semejantes heridas.

Cerró los ojos, el ruido casi no lo dejaba pensar.

Recordó una lucha intensa y sangrienta, donde Seungwoo resultó herido de bala, Wooseok apenas logró arrastrar a Seungyoun al coche, y esos matones dijeron algo sobre olvidar a Wooseok y atrapar a Seungyoun en su lugar, aquellas eran las últimas órdenes de DG, no dejar que Nam Dohyon y Cho Seungyoun volvieran a reunirse.

Wooseok jadeó y luchó contra el adormecimiento en su cuerpo, cuando intentó alzarse la primera vez, un líquido espeso corrió por montones desde el lado izquierdo de su rostro, esta vez el chillido salió desde lo profundo de su garganta.

"—¡Maldita sea, Kwon! ¡Trae tu trasero y el de los paramédicos en este momento!" Es lo que había gritado Seungwoo en su teléfono.

Wooseok recordaba como el cuerpo del mayor temblaba de forma involuntaria por la fatiga, toda su figura estaba empapada de sudor y la sangre seguía saliendo de sus heridas, además de que su lesión en la rodilla le estaba provocando tal dolor que su rostro estaba del color del papel, su condición era tan mala que tuvo que detenerse porque no podía conducir más, pues si lo hacía, corría el riesgo de desmayarse en el acto.

Seungyoun no estaba en mejores condiciones, si bien no estaba sangrando en el exterior, no se podría decir lo mismo de sus órganos internos.

Wooseok insistió en conducir por sí mismo, quería sacar a los dos de ahí antes de que los matones enviaran más personas a buscarlos, Seungwoo no fue irracional y aceptó, él era consciente de sus propias limitaciones después de haber actuado impulsivamente los últimos días y acabar en esa riesgosa situación.

Kim se forzó a sentarse mientras pensaba, había una incómoda sensación nauseabunda en su pecho, sus sienes palpitaron adoloridas.

Sus recuerdos eran borrosos, intentó poner un orden a las imágenes en su cabeza. Iba a cambiarse de lugar con Seungwoo, una camioneta los siguió, hubo mucho ruido, Seungwoo maldijo, la camioneta fue empujada por el precipicio en medio del forcejeo entre coches, pero su auto también había sido empujado en el proceso, Wooseok fue lanzado del interior cuando su puerta se abrió accidentalmente.

Habiendo recordado aquello, Wooseok jadeó y buscó con mirada desesperada en dirección a la luz, sus pupilas se encogieron con terror al ver la posición del coche, estaba volcado y balanceándose entre una tramo de tierra y el vacío.

La mitad del cuerpo de Seungwoo yacía fuera del auto a través de la ventana.

Wooseok sacudió la cabeza, los sollozos saliendo de su garganta eran lastimosos mientras se arrastraba con dificultad, gritó un par de veces por lo insoportable que era, el sabor metálico invadía su lengua.

RAMÉ (Wooseok/Seungwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora