RAMÉ: El Infierno de Lee Jinhyuk.

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Jinhyuk se aseguró de que sus Padres estuviesen dormidos. Solo por si acaso, volvió a tomar un cuchillo de la cocina, lo cual le tomó un tiempo ya que su Madre había puesto seguro en todos los compartimentos de la cocina.

Lo que sea que estuviese atormentando a su hermanito, debía deshacerse de ello.

Caminó con cuidado, trazando mentalmente el camino que Wooseok le dijo. La noche era espeluznante en aquella enorme mansión.

Luego de casi 20 minutos andando, Jinhyuk finalmente se detuvo casi al final de uno de los pasillos de la planta alta, la habitación de los hermanos se encontraban en extremos contrarios. Jinhyuk jamás salía de su propio salón de estudio, y no solía pasear por ahí, así que tenía bastante sentido de que jamás se hubiese encontrado con su hermano antes.

La puerta estaba bloqueada, sin embargo, no fue difícil abrirla con un par de trucos. Esa perra loca no tenía cuidado en absoluto.

Se adentró en la estancia, únicamente había un pequeña lámpara encendida a un lado de la cama. Se acercó y sonrió con cariño, Wooseok respiraba profundamente, al parecer estaba agotado de todo ese llanto anteriormente. Se sintió aliviado de que todo se tratase de una simple fobia infantil, Wooseok era un niño después de todo.

Le acarició el cabello y le plantó un cuidadoso beso en la frente.

—Buenos noches, bebé.

Estaba por marcharse cuando el sonido de sollozos ahogados lo detuvo, alarmado volvió a revisar a su hermano, pero éste seguía igual de dormido que antes.

Unos golpecitos hicieron que dirigiera su vista a una de las esquinas de la habitación, donde un extraño bulto se removía con violencia.

—¡Santa mierda!

Jinhyuk jadeó asustado, ¿esos bastardos de sus padres habían metido a un animal salvaje a la casa para amenazar a Wooseok?

Furioso, dio pasos decididos mientras empuñaba el cuchillo. Estaba oscuro así que no podía definir la forma del animal, aún así, podía saber que estaba amarrado. Lo jaló del pelo y asió el cuchillo con rabia.

—Esa perra loca, está demente. No voy a perdonarla esta vez.

El animal volvió a chillar algo parecido a "Hyung" antes de que lograra proceder con sus sanguinarios planes. Jinhyuk se quedó paralizado.

¿Había escuchado bien?

Asustado, tiró del bulto hacia la luz con cuidado de no despertar a su hermano. Una vez que pudo identificar el rostro en la luz, el cuchillo cayó de forma estruendosa de sus manos, mientras retrocedía horrorizado cubriéndose la boca para no gritar.

Su corazón latía dolorosamente contra su pecho, sentía que todo el aire se había escapado de sus pulmones, sus piernas eran como gelatina y de repente las nauseas le causaron arcadas.

El bulto le regresó la mirada con el mismo pánico, con sus grandes ojos desesperados pedía ayuda mientras seguía llamándolo, "hyung, hyung, hyung". Parecía más que horrorizado de estar cerca de la cama.

Jinhyuk sollozó espantado, su tembloroso cuerpo le pedía a gritos que huyera, que nada de esto era real, que se había quedado dormido y el estrés le provocaba horribles pesadillas.

Se acercó casi sin aliento hacia el bulto y lo revisó detalladamente, buscando un indicio de que era una ilusión, que no era cierto.

La mirada de Jinhyuk se dirigió a su hermano durmiente en la cama, y luego al bulto, con tono de voz roto, preguntó:

—¿W-Wooseok?

Aquella noche, Jinhyuk comprendió que a pesar de que siempre pensó que vivía en un infierno, sus Padres podrían mostrarle que estaba equivocado, que el verdadero infierno estaba por comenzar.

RAMÉ (Wooseok/Seungwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora