Capítulo III (CORREGIDO)

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—¡Aish! ¡Voy a perder la cabeza!

Wooseok exclamó aquello por novena vez en veinte minutos, mientras observaba con ansiedad su cartera, la única cosa que llevaba encima después de perderlo todo en aquel estacionamiento.

—¿Qué hago? ¿Debería escapar?

El castaño siguió caminando en círculos en aquel angosto y fastidioso salón. Se estaba mordiendo las uñas, algo que siempre le pareció asqueroso, así que al darse cuenta de lo que hacia pataleó y chilló golpeándose las mejillas.

—¡Ah, mis dedos están arruinados! ¡Wooseok, idiota!

Se dejó caer sobre su trasero en el duro piso de madera y chilló nuevamente ante el dolor que le provocó la acción brusca.

Habían transcurrido tres días desde que alguien intentó asesinarlo. Luego de que su auto nuevo estalló y casi muriera en medio del infernal frío, se quedó dormido y al despertar estaba en esa apestosa y diminuta cabaña en medio de quién sabe donde con el enfermo mental de Han Seungwoo.

Era una lista enorme de preguntas las que tenía en mente el más joven, pero la más importante jamás se le era respondida, ¡no importaba cuánto despotricó exigiendo saber qué rayos estaba ocurriendo! ¡y por qué no estaban volviendo a casa! Han Seungwoo sólo le dirigiría una mirada indiferente, le diría que se callara y que atendiera a las palabras de sus mayores.

—Enserio... yo... ¿Estoy secuestrado?

Se las había arreglado para ver algo de televisión el día anterior mientras Seungwoo dormía, y lo que vio lo tenía sin poder pegar un ojo mientras se imaginaba miles de escenarios.

En el noticiero nocturno dijeron que lo ocurrido en el centro comercial, no se trataba de más que un intento de robo, que los culpables habían sido capturados y que todos los involucrados estaban a salvo. El caso se había cerrado así como así y nadie se acordaba del pobre Wooseok siendo llevado a la fuerza.

Probablemente el único armando un alboroto sería Cho Seungyoun, se lo podía imaginar chillando por toda la estación policial porque Wooseok y su coche habían desaparecido, pero nadie le daría respuesta y sería encerrado todo un día por fastidioso.

De todas formas, Wooseok estaba cada vez más seguro de que en lugar de ser salvado, estaba siendo secuestrado.

—Ese bastardo de Han Seungwoo, no puedo saber lo que está pensando.

Era una crisis, Wooseok necesitaba un buen baño con velas aromáticas en su enorme tina y todos sus tratamientos faciales, sentía que su piel podría romperse por la falta de humectación y la ropa que le dieron era horrible, le quedaba enorme y no combinaba, y su cabello era un desastre. ¡Se estaba volviendo loco! Si iba a morir, al menos quería verse bien cuando encontraran su cuerpo, entonces las personas podrían decir: "Ah, Kim Wooseok, aquel que fue hermoso incluso en su lecho de muerte".

Kim se acarició la ceja con rabia interna, recordaba cómo el bestia sin cuidado de Seungwoo le hizo los puntos en la herida, en un principio planeó hacer un berrinche legendario hasta que el maldito lo llevara a un hospital (lo cual sería solo una excusa para encontrar una oportunidad para escapar, porque jamás pondría un pie en un hospital), pero estaba muy ocupado gritando y desmayándose cada cinco segundos.

—Estoy arruinado.

Escuchó el ruido de la puerta de la cosa a la que Seungwoo osaba llamar cuarto de baño, Wooseok se levantó tan rápido como sus músculos adoloridos le permitieron y se acomodó en una silla estrategicamente colocada enfrente de ésta.

Han Seungwoo salió sacudiéndose el cabello y con tan sólo una toalla en la cintura, el tipo alzó una ceja y bufó con burla al ver la mirada enfurruñada que le daba el menor.

RAMÉ (Wooseok/Seungwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora