Discoteca

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Miro el techo del apartamento, terriblemente confundido.

¿Cometí un error al enviarle la foto del elefante?

Me dejé llevar por la emoción y, tal vez, he cruzado una línea profesional. Hoy no he sabido nada de él ni de NamJoon ni de nadie. Ahora no tengo ni idea de qué hacer, pero sé que esta noche va a asistir a una fiesta elegante en el Ice Box. Necesito ir como sea. Su vida parece estar dividida en secciones a la perfección; por un lado los negocios y ¿por el otro? Si trabaja duro, su fama de fiestero es igual de conocida o (imposible pero cierto) incluso más.

A la prensa le encanta enfatizar que se rodea de mujeres, pero ¿quién puede culparlo? Es guapísimo y, cuando caminé junto a él en la subasta, no había ni una sola mujer que no me observara y luego arrastrara una mirada anhelante hasta su hermosa cara. ¿Quién puede culparlo de aceptar lo que las mujeres le ofrecen si es un hombre tan joven y sano?

Kim quizá crea que nos está dando un reportaje, pero ha hecho más que nadie por Edge últimamente; ha cooperado más de lo que nunca habríamos esperado. Nos ha concedido más tiempo que cualquiera la mitad de importante que él ha estado dispuesto a concederle a una revista con tantos problemas como la nuestra.

Puedo afirmar que es un jefe duro, pero mi instinto me dice que no es injusto. Interface y todo el conglomerado de T4 son ejemplos de visión y ambición, pero no de avaricia. De sus llamadas telefónicas solo he sacado que es un hombre de negocios extraordinario (según cuentan, es igual de extraordinario como amante).

En la primera entrevista del coche, cuando pensaba en el Ice Box, ¿a quién llamó? ¿A uno de sus chicos? ¿JungKook o Min YoonGi?

Cojo el teléfono fijo que está junto al sofá de la sala de estar y llamo a Chen, uno de mis compañeros de trabajo, el único que está en la sección de sociedad. Conoce a todo el mundo y, si no, sabe lo suficiente de ellos como para mentir.

—¿Puedes meterme en la fiesta de esta noche de Kim TaeHyung en el Ice Box?

—Puedo meterte en cualquier sitio, tío. La verdadera pregunta es ¿qué me darás a cambio?

—Lo que tú quieras..., tío.

—Ah, ¡me encanta mi HoSeok sarcástico! Ahora te llamo.

Minutos después, me llama y dice:

—Estás en la lista.

—Con Jin, ¿no?

—Tío, soy mago, pero no hago milagros. De nada. Me debes una.

—Y pagaré —prometo alegremente—, pero a Jin no le va a hacer gracia.

—¿Qué significa que no puedo ir contigo? —se queja Jin cuando se lo cuento—. JiMin va a salir y ¿tengo que quedarme en casa un viernes?

—Lo siento, Jin. —Hago una mueca mientras busco frenéticamente algo que ponerme—. ¿Qué tal si viene Chen?

—Oh, no —gruñe—. No confío en ese hombre. Es como el calvo chismoso de Juego de tronos que juega con todo el mundo. —Luego empieza a escribir un mensaje—. Vale, le he escrito a Chen porque es como el calvo chismoso de Juego de tronos. Podríamos tomarnos unas copas cuando te despache.

Acabo de salir de la ducha y todavía estoy con el albornoz puesto, mientras Jin y Jimin intentan ayudarme a encontrar el modelito perfecto, cuando alguien toca a la puerta. JiMin se levanta de un salto como si le hubiera caído un rayo. Sale corriendo al baño para arreglarse los rizos y luego cruza la sala de estar para abrir la puerta.

Al hacerlo, ahí está MinHo, el chef de un restaurante emergente. Su último ligue. A JiMin se le levanta la bufanda debido a la corriente de aire al abrir la puerta y MinHo agarra los extremos y tira de el hacia él.

Sinfulness (V-Hope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora