Cambio de imagen

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¿Qué significaba eso?

No quiero tomar riesgos. Es el último objetivo en mi existencia. Siempre me ha gustado no ser imprudente.

El viernes me pongo a trabajar en un artículo que Hye-jin quería para esta semana, pero no logro concentrarme. No puedo pensar, pero no puedo dejar de pensar o empezaré a ahogarme en mis propios miedos y dudas. Me digo a mí mismo que debo ser imparcial y centrarme en el premio, y que eso es lo único que un periodista sensato haría. Y soy sensato. Al menos, lo he sido durante veintitrés años antes de conocer a Kim TaeHyung.

Estoy escribiendo con furia cuando suena el teléfono y echo un vistazo ausente a la pantalla, solo para sufrir un infarto cuando veo el nombre con el que lo guardé en mis contactos: PECADO.

¿Nos vemos esta noche en Tunnel?

¿Y cómo reacciona mi corazón? Dando volteretas. Mira en lo que me he convertido, en un chico ridículo. Tunnel es un lugar famoso por sus salas oscuras y sinuosas y por tener la música alta. Casi nadie sale del Tunnel sobrio o bien arreglado. HoSeok, no puedes ir con Kim al Tunnel a menos que estés totalmente preparado para controlar tu líbido y, últimamente, no has tenido mucho éxito en ese sentido.

—¿Preparado?

Bajo el teléfono cuando TaeMin intenta mirar por encima de mi cubículo.

—¿Preparado? —repito—. ¿Para qué?

—¿No te acuerdas? ¡La cita con el estilista! Para ponerte a punto para este fin de semana de trabajo.

—Mmm... Ah, cierto. ¿Cómo he podido olvidarme? El típico cambio de imagen en el que el chico del montón se corta el pelo y pesca al que le gusta, lalalalalala —contesto mientras recojo mis cosas.

—Sí —responde entre risas.

Cojo el teléfono y cierro el archivo con un montón de enlaces (nunca son demasiados) relacionados con lo que TaeHyung ha hecho esta semana que tenía abiertos en el ordenador. En todas las fotos salían chicas, pero él se mostraba distante. No parecía estar divirtiéndose, pero quién sabe, es un hombre muy difícil de descifrar.

Una vez que cierro el ordenador, sigo a TaeMin al ascensor y nos dirigimos a un centro de belleza para hacerme la pedicura, la manicura y cortarme el pelo.

—Reflejos.

—Soy rubio platino, Tae, no hay nada más claro que eso.

—Unos mechones un poco más claros y otros más oscuros darán luz al cabello.

—Me lo voy a cortar, pero no voy a ser esclavo del tinte hasta que tenga canas. Es un consejo. Me lo dio mi madre.

—A Kim le gustan los fáciles. No está acostumbrado a trabajárselo, nunca tiene que esforzarse y, seguramente, le gusta que sea así. Aunque, si te digo la verdad, parecía completamente colado por ti, HoSeok.

Me suena el teléfono. Observo quién me llama y mi cuerpo reacciona una vez más. PECADO. Dejo el teléfono a un lado, ruborizado solo por pensar en él, y observo como trabajan con mis pies.

—Después de las uñas de los pies, cera completa en la zona pélvica —anuncia TaeMin desde su asiento a mi lado.

Me pregunto si puede hablar un poco más alto para que no solo la escuche todo el centro de belleza, sino también el mundo entero.

Me inclino hacia delante y digo en voz baja.

—No, gracias.

—Mmm. ¿Hola? No es una pregunta.

Sinfulness (V-Hope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora