Yate

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Aquí va la razón por la que hoy no estoy haciendo mi trabajo como debería: Kim.

Kim descansando en una tumbona.

Kim practicando esquí acuático.

Kim pavoneándose por su yate.

Kim llamando a otros chicos de otros yates cercanos.

—¡Kim! ¿Te has enterado de la paliza que les han dado a los Cubs?

—Qué mal, tío. Vaya mierda.

Luego, Kim charlando con sus amigos.

Kim y yo llevamos un rato mirándonos en silenciosa perplejidad. Hay un armario lleno de bañadores y bikinis y termino poniéndome un bañador blanco corto y observo a las demás chicas sumergirse en el lago.

Esta tarde he usado una cantidad de protector solar suficiente como para broncearme sin quemarme. Me pica la piel debido a los rayos de sol. Siento el aire del lago, el viento jugando con mi pelo, el suave balanceo del yate mientras se desliza por el agua. El suave zumbido del motor me arrulla hasta dormirme. Pero soy demasiado consciente de lo que me rodea como para dormirme, no quiero perderme nada: ni las llamadas de trabajo que hace, ni cómo se relaja aun cuando sigue pendiente de sus negocios.

Kim lleva todo el día metiéndose en el agua. Sé que está fría porque yo también me he metido una vez. Ha estado nadando un poco y buceando cada media hora, sin tener en cuenta si sus amigos estaban nadando o haciendo esquí acuático. Yo me he quedado en la tumbona, cómodo, tostándome bajo el sol, pero él siempre está haciendo algo. Es como si no se relajara. Exuda fuerza, no es de extrañar que siempre esté activo. Esquí en pistas diamante negro, paracaidismo, vuelo... Corre los riesgos de alguien que no tiene nada que perder. Corre más riesgos que nadie que haya conocido.

Llevo puesto el diminuto bañador blanco y rodeo hambriento un oasis de comida cuando sus amigos, JungKook y YoonGi, se unen a mí.

Me quedo a su lado y, al mismo tiempo, intento evitar a Kim solo porque parece que hemos llegado a una tregua, pero me siento un poco fuera de lugar. En su espacio, con sus amigos.

El interés que hay en su mirada cada vez que miro a mi alrededor y lo encuentro observándome me pone más nervioso de lo que nunca he estado en la vida.

Cuando me roza el brazo con el suyo, me aparto a un lado instintivamente. Cuando se acerca y se queda a mi lado, me encojo ante la calidez de su tacto. Estoy inquieto y no sé por qué. Termina dirigiéndose al lado opuesto de la fiesta. Desaparece en uno de los camarotes (por trabajo, dicen sus amigos) hasta que un par de mujeres van y lo persuaden para que salga a «sentarse» con ellas. Se deja caer en un sofá con los brazos extendidos en el respaldo. Notó su mirada fija en mí como una caricia.

Intento sumergirme en las historias que comparten sus amigos con el grupo. Pero por el rabillo del ojo, no puedo dejar de observar a las chicas sentadas a cada lado de Kim, casi parloteando como si intentaran captar su atención.

Nos quedamos en la zona de estar de cubierta con el grupo mientras TaeHyung bebe una copa de vino despacio. Y luego, otra.

Acabamos contando historias de borracheras, de amigos y de chicas que han acechado a TaeHyung.

—Desde lo de Irene, su padre nunca sabía lo que iba a llevar a casa —explica YoonGi.

—¿Llevaste a casa a una chica desnuda? —pregunta una de sus chicas, haciendo pucheros invadida por los celos.

Curva los labios y atisbo una ligera sonrisa.

—Era artista y llevaba la ropa pintada. La verdad es que era muy agradable.

Sinfulness (V-Hope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora