Sueño

452 106 4
                                    


Hasta el fondo. Su duro cuerpo está sobre el mío. Embiste y me gusta tanto que grito y arqueo el cuerpo.

—Por favor —susurro—. Hasta el fondo, oh, por favor, hasta el fondo.

Me cubre la boca con la suya y me besa sin control. Me aprieta los pechos con las manos y me pellizca los pezones. Entierro la cabeza en la almohada mientras el peso de su cuerpo me hunde más en el colchón.

Agonizo. Agonizo porque no me he acostado con nadie desde hace tiempo y nunca ha sido así. Vuelve a besarme con un hambre voraz. Me chupa el pezón. Curvo y estiro el cuerpo con despreocupación, separo los muslos bajo sus caderas para que me penetre tan hondo como pueda... Por favor, porfavorporfavorporfavor...Nunca suplico, pero no puedo parar de decir por favor.

Le muerdo esos labios carnosos famélica y dejo que mis dedos recorran los surcos de su espalda. Es como parece: duro, inflexible. Pero, oh, su cuerpo es tan cálido... No hay ni una pizca de frialdad en este cuerpo. Si abro los ojos, ¿los suyos serán verdes hielo o verdes fuego? Por favor, que sean fuego; por favor, deséame. Por favor, hasta el fondo, pienso mientras sacudo la cabeza cuando el siguiente envite es tan potente que me penetra más hondo, entierra cada centímetro de su turgente miembro en mí y cada centímetro de mi cuerpo es suyo. Comienza a moverse hacia afuera y hacia dentro, fuera y dentro.

Me despierto sudando, contoneando las caderas y a punto de tener un orgasmo. Entre jadeos, gimo y me giro a un lado. La 01.08. Debe de estar en la afterparty haciendo un trío o una orgía. Dios.

¡En serio, Jung! Me regaño. Estoy temblando y no voy a detenerme ahora. Ya estoy al límite, esperando la caída.

Gimo miserablemente y deslizo la mano entre las piernas, mi miembro que palpita de deseo. No lo hagas, Jung, me advierto a mí mismo. Pero me siento febril. Cierro los ojos con fuerza y luego envuelvo mi miembro empezando a mover mi mano arriba y abajo. Como no puedo parar, intento imaginarme a un actor buenorro en vez de a él. Pero cuando vuelvo a sentir placer, unos ojos verde hielo me devuelven la mirada. Me muerdo el labio y deseo morderle los suyos. Agitado, siento su mano entre las piernas, pero sigue sin ser suficiente; quiero algo más que sus dedos, quiero que me aplaste con su peso. Saboreo lo que le hace a mi cuerpo y me digo a mí mismo que lo único que tengo que hacer es no pronunciar su nombre cuando me corra. No lo haré. Porque ahora no es él quien se mueve contra mí lentamente, con dulzura y de un modo tan sexy. No está besándome, ni apretándome, ni moviéndose en mi interior mientras yo...

—Kim.

Después de un orgasmo capaz de hacer temblar la tierra, me tumbo en la cama, aturdido y, luego, sorprendido.

—Dios, soy un puto. —Enciendo la lámpara y voy a lavarme las manos. Después me limpio la cara y frunzo el ceño ante el espejo.

Suspiro mientras regreso a mi habitación, abro el portátil y selecciono más enlaces sobre él para ponerme a trabajar. Lo que me pasa es que es posible que ahora esté con una, dos, tres o cuatro chicas, disfrutando de uno de esos polvos que te dejan sin respiración por los que es conocido. Investigo sus perfiles personales y me digo a mí mismo que la única razón por la que quiero obtener información es mi artículo.

Su página de Instagram está llena de fotos cargadas de adrenalina.

Kim esquiando en pistas diamante negro; una figura revestida de negro contra una enorme montaña blanca y un collado serpenteante detrás de él.

Kim haciendo paracaidismo, arrojándose de espaldas del avión, sexy como siempre; el mundo un pequeño borrón debajo de él.

Pero no hay nada, nada en absoluto, de la fiesta a la que no ha querido que asistiera.

Sinfulness (V-Hope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora