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Tom

Llevé a Olivia a su apartamento, no la había visto en algún tiempo, mi madre siempre creyó que terminaríamos juntos pero tiempo después llegó Eleanor a nuestras vidas.
La rubia se mostró animada en nuestro reencuentro, en el camino charlamos un poco sobre nuestra adolescencia, fue muy divertido.

Regresé a casa y vi a Eleanor hablar con Harrison, se miraban muy cerca y parecía que iban a besarse en cualquier momento, me sentí molesto ante eso pero Eleanor me miró y sonrió levemente.

—Hasta luego, Hazz— la oí decir, le hice una seña con la cabeza a mi amigo en forma de despedida.

El camino por el ascensor hasta nuestro piso fue un poco incómodo, al entrar a nuestra casa Eleanor se fue a dormir, me quedé en la cocina un rato mientras cenaba un tazón de cereal, de la nada recordé que Eleanor se iba mañana, dejé el tazón en el fregadero y fui a la habitación con ella, ya se había cambiado y desmaquillado, sonreí al verla dormida.
Me puse mi pijama e igual me acoste, la pegué a mi cuerpo y una sensación rara se apoderó de mí, no quería que Eleanor se fuera, para nada, quería tenerla más tiempo aquí conmigo.
Acaricié su cabello y lloré en silencio porque a pesar de que estuvo dos días me había acostumbrado de nuevo a su presencia, ella y este lugar encajaban como la pieza perfecta.

A la mañana siguiente me desperté y ella estaba mirando la televisión con sus anteojos puestos.

—Buenos días, amor— saludé un poco adormilado.

—Hola, perezoso, ¿que tal?— rió levemente.

—Mejor ahora que estás aquí— sonreí.

—Debo arreglarme, recuerda que me voy a las 2:00 pm— dijo levantándose de la cama, se dirigió al baño y oí como el sonido de la regadera hacía eco en la habitación.

Revisé mi teléfono y vi unas fotos que Eleanor subió conmigo anoche, al parecer ya todos sabían que estábamos juntos de nuevo, sólo faltaba hacerlo oficial.
Eleanor salió cambiada unos minutos después, se puso su ropa de todos los días, un pants y una camiseta, se veía tan hermosa.

—¿Qué tanto me miras?— preguntó riendo.

—Lo hermosa que eres— sonreí.

—En serio no quiero irme, amor— dijo abrazándome.

—Tampoco quiero que te vayas, es más, regresa a vivir aquí conmigo— sugerí, ella negó con la cabeza.

—No puedo, prácticamente obligué a mi familia a mudarnos a Estados Unidos, me matarán si les digo que quiero volver— comenzó a reír.

—Entonces me mudaré contigo— dije.

—Tom, no hagas esto, sabes que será muy difícil decirte adiós en unas horas, no lo arruines— escondió su cara en mi cuello, comenzaron a sentirse las pequeñas gotas de sus lágrimas.

Después de unos minutos de sentimentalismo fuimos a desayunar a Hally's, Ele pidió unos waffles junto con un batido de banana, yo pedí un sándwich de mortadella y jugo, siempre solíamos pedir lo mismo.
Esa cafetería la consideraba mi lugar con ella, siempre veníamos aquí, aún recuerdo la primera vez que tuvimos una cita aquí.

Estaba con Harrison fuera del salón de teatro, después de una clase de acondicionamiento corporal, era divertido ver como todos salían casi muertos y Eleanor salía muy fresca.
Fox salió del salón sudando demasiado, Hazza y yo le dimos una mirada burlona.

—¿Qué tal el calentamiento?— se burla Hazza.

—Cállense, idiotas— dije respirando hondo.
Hazz y yo reímos.

Clean// Tom Holland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora