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Eleanor

Me fui a Brighton según lo planeado, nos quedamos con nuestra tía Juliet, quien era la hermana mayor de mi madre, ella era soltera, nunca se casó. Mi tía era dueña de una pequeña florería en el centro de Brighton, la cual llevaba por nombre "Beckett's Flower Place", el apellido de la familia de mi madre, ahí yo cubría el turno de la tarde, puesto que había renunciado a Sony necesitaba conseguir dinero, tenía una suma importante en el banco pero siempre me ha gustado hacer mi propia plata.
Las dos semanas siguientes tomé clases en la academia a la que asistía antes de ir al Royal.
Ahí mi antigua maestra Ginevra Hamilton fue una increíble mentora, necesitaba prepararme muy bien si quería audicionar para el New York City Ballet, necesitaba sacar variaciones perfectas.

—Tu técnica está bien pero debes mejorar los fouettés, no debes dudar— me instruyó, yo asentí con atención a sus instrucciones. Gina se ofreció a darme clases por la mañana.

—Lo sé, tiene mucho tiempo que no bailaba así— respiré pesadamente, intentaba controlar mi pulso después de una exhaustiva clase.

Repetí las variaciones intentando seguir con las correcciones de Gina, ella siempre había tenido fé en mí, además de que era una de las mejores maestras que había conocido. Ella estudió en Rusia hace 30 años, fue una increíble bailarina pero decidió dedicarse a la enseñanza del ballet.
Al concluir la clase salí al pasillo por mis cosas al casillero que se le había asignado para guardar mis pertenencias.
Vi de reojo a Amy Shrunhamper, la hermana de Jodie, mi mayor competencia cuando asistía aquí, la cual iba acompañada de su amiga Eva, ambas no me recibieron con los brazos abiertos para ser sincera.

—Vaya, vemos que sigues sin poder pegar la variación, Dunne— se burló Amy. Me miró de arriba a abajo inspeccionando cada espacio de mi cuerpo.

—Amy, creí que había quedado claro, no pienso discutir contigo, tienes 18– rodeé los ojos. Comencé a vestirme tratando de ignorar a las chicas que seguían paradas junto a mí.

—Sólo no te confíes Dunne, no eres nadie— dijo Eva, al instante se alejaron de mí. Trataba de ignorarlas porque no iba a estar discutiendo con las típicas chicas malas de Inglaterra.

Regresé a la casa de la tía Juliet para darme una ducha y alistarme para el trabajo, me puse unos jeans y una camiseta blanca, sequé mi cabello y emprendí camino a la florería.
Se me había hecho tarde para mi turno, al llegar ahí estaban mi madre, Lucy y Juliet.

—Perdonen la demora pero me quedé un rato ensayando con Gina— me disculpé con mi tía quien rió levemente. Tomé de un perchero mi mandil que tenía bordado el nombre del establecimiento y muchas flores a su alrededor.

—Tranquila, tu turno empezó apenas 10 minutos— dijo serena mi tía. Sonreí y me acerqué a saludarlas.

—Bueno, pueden irse si quieren, lo tengo todo bajo control aquí— dije y las tres asintieron.

Comencé a regar las flores para que estuvieran frescas, así estuve un rato sin hacer nada hasta que sonó el timbre de la puerta.
Levanté la mirada y vi a un chico pelirrojo entrar al local, se veía un poco nervioso.

—Hola, bienvenido a Beckett's Flower Place, me llamo Eleanor, ¿puedo ayudarte en algo?— le sonreí, él me devolvió el gesto y se acercó al mostrador.

—Hola, me llamo Linus, necesito flores para el cumpleaños de mi madre pero no sé qué llevarle—dijo algo tímido. Miraba con asombro todas las flores que había en el lugar.

—Puedo improvisar algo especial si quieres— ofrecí. El chico, el cual era delgado y alto, era muy lindo, tenía pecas por toda la cara y ojos azules.

Clean// Tom Holland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora