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Eleanor

Dos semanas después de haberle dicho a Tom que quería volver a ser su novia Harrison me propuso ir a sorprenderlo a Londres, así que el viernes tomé mi vuelo a casa, ansiaba demasiado ir a Inglaterra de nuevo aunque anteriormente no me lo hubiera permitido.
Hazz fue por mí al aeropuerto, llegué el viernes 31 de Mayo, para mañana celebrar el cumpleaños número 23 de mi chico.
Le había preparado un video junto con ayuda de Harry del respaldo que tenía en mi computadora de videos y fotos de nuestros viajes, todo había quedado perfecto, debía llegar a Highbury, cuando llegué a Cornelia Street sentí como los recuerdos llegaban a mi memoria.
Toda la ilusión de mi nuevo hogar con Tom murió cuando ocurrió toda esa desgracia, pero decidí olvidarlo y concentrarme en esta nueva oportunidad que me daba la vida.
Llevaba puesto unos jeans de corte boyfriend, un top negro con botones en la parte de enfrente y unas botas Dr Marteen's.
Cundo subí junto a Hazza por el ascensor al apartamento me sentí muy nerviosa, como nunca antes.
Mi sonrisa cambió cuando al entrar vi a esa chica sentada con Tom en el sofá muy sonrientes, intenté calmarme y forzarme a guardar la compostura.
Me dio mucho enojo ver como habían remodelado el apartamento con unos accesorios ridículos como lámparas y cuadros horrendos.
Mi novio me miró sorprendido, obviamente no esperaba verme aquí.

—Ele, que sorpresa— dijo separándose de la chica.

—No eres el único que lo piensa— dijo la tal Blair.

—Bueno, esta igual es mi casa, aunque claro que no tengo tan pésimo gusto como para elegir un cuadro como ese— dije señalando un cuadro de un payaso, sólo oí a Hazz reír detrás de mí.

Caminé por el lugar como toda una diva, observando cada detalle, intentando parecer imponente e intimidante para que esa chica supiera que había vuelto y no me iría.
Regresé a la sala y le sonreí a los tres, Blair me miraba con cierto fastidio y eso me gustaba, ya no era la misma Eleanor insegura de hace tres años.

—Hazz, Cher, ¿podrían irse? Tengo asuntos pendientes con Thomas— sonreí guiñándole un ojo a ese par, la chica rodeó los ojos de forma discreta.

—Me llamo Blair, Ellicia— quiso regresar mi chiste.

—Es Eleanor— sonreí de forma cínica.

Se despidieron y se fueron, me giré hacia Tom quien se miraba aún sorprendido.

—¿Qué acaba de ocurrir?— preguntó acercándose a mí.

—Más bien explícame por qué de repente regreso y todo el apartamento parece la casa de una anciana—me quejé.

—Ella venía frecuentemente aquí y me preguntó si podía decorar un poco— dijo tan natural que había encendido la chispa.

—¿A nuestra casa?— pregunté sin poder creerlo.

—Tú te fuiste, amor— dijo sarcástico.

—Oh sí, claro, que idiota soy— le regresé su sarcasmo— Por cierto, feliz cumpleaños— le aventé la usb que tenía guardada en mi bolsillo, caminé hacia la puerta, salí del apartamento y cerré la misma con fuerza.

Me sentía muy molesta que Tom simplemente le haya dado acceso a esa chica, me senté en el pasillo para intentar relajarme.
Debía tranquilizarme, sólo estaba exagerando, sólo era un ataque de ansiedad, sólo eso.
Pero había algo que me lo impedía, sentía un dolor gigantesco en el pecho, algo muy fuerte como una taquicardia y mucho miedo.
Sentía como si alguien me estuviera asfixiando.

—Ellie, ¿estás bien?— preguntó Tom desde la puerta, yo desde el suelo negué levemente.

—Mi medicina, en mi bolso— susurré, el asintió y volvió dentro y rápidamente trajo una botella y mis píldoras, me dio una, la tomé con su ayuda y sentí como aquella droga relajaba mi cuerpo.
Tom me ayudó a levantarme con mucha delicadeza y me llevó al sillón.

Clean// Tom Holland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora