Hemos llegado finalmente a Paris tras un vuelo de dos horas.
Tomamos un taxi desde el aeropuerto hasta el hotel "Pullman Paris Tour Eiffel".Después de registrarnos y llenar algunos datos, tomamos la llave de la habitación, caminamos por un largo pasillo iluminado hasta llegar al ascensor.
Presioné el botón que tenía el numero 4 al lado y se cerraron las puertas.
Bajamos y fuimos directamente a la habitación número 406 depositando la llave en la cerradura y pasando dentro.
El cuarto era amplio, con paredes pintadas de color gris oscuro y techo blanco haciendo un genial contraste. La cama se encontraba al centro del cuarto pegado a la pared y un par de lámparas que estaban ubicadas una a cada lado. Al frente de la cama se podía ver un televisor plasma de unas cincuenta pulgadas sobre una cómoda beige con varios cajones obviamente vacíos. Al lado de esta, se encontraban dos pequeños sillones de color azul marino con una mesa en medio con algunas revistas de moda encima de esta, iluminado por una lampara que decoraba la esquina del cuarto. Detrás de los sillones, se veía una mampara alta desde el piso hasta el techo, cubierta por unas cortinas de tela transparente. Al lado derecho de la cama, en cambio, se podía ver el baño separado del cuarto con tan solo una cortina de la misma tela que la de la mampara. Entrando al baño se podía ver el piso y las paredes cubiertas por unas mayólicas de color madera oscura haciendo contraste con los implementos blancos como la bañera, el lavamanos, el retrete y las varias toallas que se encontraban a disposición por todo el baño.
Saliendo del baño, me dirijo hacia el balcón para poder apreciar la hermosa vista que se veía desde dentro.
Enamorada del paisaje, puedo ver desde aquí las calles transitadas por personas caminando y charlando, las extensas avenidas, los edificios clásicos de Paris y por detrás de estas podía observar la monumental Torre Eiffel.
– Que quieres hacer ahora – se acerca Connor para posicionarse a mi costado pasando su brazo por encima de mis hombros.
– Lo único que no hay que hacer es descansar. Propongo ir a por un café.
– Lo que tú desees, vamos.
Salimos del hotel y caminamos por las calles parisinas hasta llegar a una cafetería llamada "La Comtesse Tour Eiffel". Tomamos asiento en una de las mesas que se encontraban afuera e hicimos nuestros pedidos.
Hablamos por horas y horas hasta que el cielo oscuro nos indicó que ya era de noche.
– Ya es hora de irnos – avisa Connor revisando su reloj de muñeca.
– ¿Por qué el apuro?
– Ya es mi turno de sorprenderte – se levanta antes de guiñarme el ojo.
Caminamos tomados de la mano por largos minutos, hasta aproximarnos a la Torre Eiffel.
– Que vamos a hacer – expreso curiosa.
– No seas impaciente, ya casi llegamos cariño.
Al estar debajo de la mismísima Torre, Connor se detiene para ir hacia una de las cuatro extremidades.
– Ahora sí. Tenemos que subir.
Haciéndole caso, empujo ligeramente la puerta de metal que dejaba el acceso hacia las escaleras. Parecían interminables la cantidad de estas, hasta un punto donde ya no había más.
Inmediatamente, me doy cuenta de que hay una mesa en medio, solo para nosotros dos, y me quedo en mi lugar completamente sorprendida.
– ¿Te gustó? – pregunta con un toque de nerviosismo.
– Yo... no sé qué decir... – digo y me volteo lentamente para abrazarlo con todas mis fuerzas y besarlo – Eres lo mejor que me ha podido pasar, Connor.
Me toma de la mano para llevarnos a la mesa. Se detiene para jalar la silla indicando que me siente y observo todo con detenimiento.
Todo esto está perfectamente decorado, hay pequeñas luces blancas que decoran e iluminan a la perfección el ambiente romántico en el que estábamos. En la mesa hay dos platos blancos con cubiertos al lado y una rosa blanca en medio.
Las barandas de la Torre no me dejan ver por completo la ciudad desde donde estoy sentada, pero a través de las rejas puedo ver los pequeños destellos de luces de los faroles sobre las calles.
La luna perfectamente llena ilumina también dándole un toque más perfecto a toda esta escena.
Al terminar de recorrer todo con la mirada, me encuentro con los ojos de Connor que me han estado observando desde que nos sentamos, haciéndome sonrojar.
– ¿Que sucede? – le pregunto al ver que no deja de verme.
– Soy muy afortunado de tenerte conmigo – expresa elevando ligeramente las comisuras de su labio y tomando mi mano por encima de la mesa, acariciando mi palma con su pulgar.
– Cómo... por qué hiciste todo esto...
– Por que te lo mereces Meg, y quiero demostrarte que se siente bien enamorarse, sobre todo con el indicado, en este caso soy yo – responde haciéndome reír.
Pasamos toda la noche entre risas y comiendo deliciosos platos típicos franceses.
En eso, Connor se levanta de su asiento y se acerca a mi lado extendiéndome su mano indicando que yo le extienda la mía, acto que me lleva a pararme.
Caminamos hasta el borde de la baranda de la Torre y me posiciono al frente suyo, haciendo que se ponga detrás mío abrazándome, y dejo caer ligeramente mi cabeza hacia atrás apoyándome en su pecho.
En esta posición nos quedamos lo que parece ser horas viendo Paris que cobra vida a medianoche.
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Fallin'All in You | Connor Brashier |
Fanfic"Sinceramente no creo mucho en eso del amor a primera vista, pero desde que te vi en el aeropuerto supe que iba a caer por ti en cualquier momento".