23- Planes de rescate

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Lily se despertó tumbada en el suelo, un suelo de arena blanca.

Abrió los ojos, aún aturdida, sin saber dónde estaba ni cómo había llegado hasta ahí, pero sí recordaba lo que había sucedido, por lo que, se levantó de golpe, consiguiendo marearse, y cayó de bruces al suelo, maldiciéndose una y otra vez. Cuando se estabilizó, se levantó con cuidado y observó a su alrededor. Hacía un calor y un sol intenso que le escocía en los ojos y no le dejaba ver con claridad, parecía un desierto sin oasis ni sombra, solo veía un paisaje desértico hasta dónde la vista le alcanzaba.

Comenzó a caminar bien atenta a lo que pudiera suceder pero un enorme estruendo parecía haber partido el cielo y el suelo empezó a temblar con tal fuerza que la desequilibró por un segundo, haciéndole tambalearse. No entendía qué estaba sucediendo pero su instinto le advertía que debía correr, y eso hizo.

Mientras corría, buscó su varita en su capa pero, pronto, se dio cuenta de que se la habían arrebatado antes de introducirle en Gorlián. Intentó aparecerse fuera de la prisión, en algún lugar conocido como La Madriguera, el Callejón Diagón o algún otro sitio, pero nada funcionaba. Lo intentó de nuevo, solo un poco más lejos de donde se encontraba corriendo, pero resultó inútil también. Al parecer, la magia de su interior estaba siendo bloqueada por la propia prisión.

No tenía tiempo de pensar qué pasaba, pues debía seguir corriendo porque fuera lo que fuese esa cosa, le estaba pisando los talones, y no tenía ninguna duda de que la mataría si tenía ocasión, o peor.

Llevaba tanto tiempo corriendo que sentía que iba a desfallecer. Las piernas le dolían tanto que, en más de una ocasión, había tropezado consigo misma y había tenido que ponerse en pie rápidamente para no ser alcanzada por el monstruo que la perseguía. Cuando sentía que no podía más y que si caía no tendría fuerzas para poder levantarse de nuevo, vio que no muy lejos de ahí, empezaba a asomarse lo que parecía ser una playa.

El bicho seguía muy pegado a ella, incansable, pero cuando llegó a la playa, parecía haber una extraña separación entre ambos paisajes, y no dudó en cruzarla y correr hasta el agua, donde se metió a toda prisa deseando que no la siguiera hasta ahí. Para su suerte, el monstruo se detuvo en las inmediaciones que separaban un lugar y otro, al pasar un rato y ver que no podía alcanzar a su presa, dio media vuelta y desapareció bajo la arena del desierto.

Lily, más tranquila, salió del agua como pudo y se tiró en la arena de la playa esparciendo su cuerpo por ella al caer rendida por el cansancio.

***

James estaba en su cuarto, con la mirada perdida através de la ventana. Su mente divagaba por la misma conversación una y otra vez sin dar crédito a lo que le contaron.

* -James, ¡Lo siento! No pudimos detenerles, no pudimos impedir que... que se llevaran a Lily. –Remus se dirigía a James delante de toda la Orden del Fénix que se había reunido para dar noticias de lo que habían averiguado, con los nervios a flor de piel.

Desvió la mirada para observar a Snape, como si quisiera pedirle disculpas también con esa mirada, pero él parecía haberse quedado petrificado. No se movía, no hablaba, ni siquiera parecía afectado, excepto si lograbas ver sus ojos profundamente dañados.

Sentimientos confusos ~Snily~ (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora