CAPÍTULO 28

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Ashley




¿Qué?

Siento como si todo me diera vueltas al momento de escucharlo hablar, me tengo que sostener de su brazo cuando mis piernas se aflojan por un instante. Las náuseas me invaden en ese momento, pero no sucede nada. Intentó regular mi respiración que aún sigue agitada por el beso y levanto mi cabeza para observarlo con fijeza.

— ¿Qué es lo que has dicho?

Lo veo pasar saliva, aunque mantiene sus ojos fijos sobre los míos, en ningún momento aparta su vista.

— Que sé lo que has estado haciendo todo este tiempo. Que has intentado espiarme y que quieres destruir los negocios de mi padre.

El impulso de golpearlo y salir corriendo vuelve a invadirme, pero lo contengo. No voy a hacerlo otra vez porque sé que no llevaría a nada y me delataría con facilidad. No, tengo que saber controlar los nervios y la ansiedad que me está carcomiendo en estos momentos. Así que pongo mi mejor rostro de nosedequemierdaestashablando y ladeo la cabeza con confusión.

— ¿De qué hablas, Aarón? ¿Negocios?

Él suelta una risa ronca, es sexy, pero eso no importa en este momento. Debo de mantener mi fachada hasta el final.

— Sal del baño, vamos a hablar.

— Pero me tengo que cambiar, yo...

— Ve a cambiarte y luego ve al living – dice con mucha lentitud. Luego me da una sonrisa que me causa una mala sensación en la boca del estómago y sale por la puerta desapareciendo de mi vista.

Quiero gritar y tirar algo contra el suelo, quiero golpearlo a él por descubrir todo y golpearme a mí por no ser tan discreta como debí ser. Las preguntas rondan en mi cabeza mientras cambio mi ropa:

¿Cómo es que lo descubrió?

¿Cuándo?

¿Su padre lo sabe?

¿Qué es lo que hará conmigo?

Esto se ha terminado, mi estúpida venganza se vino abajo y nunca podré ayudar a mis hermanos como juré que lo haría. Las lágrimas inundan mis ojos, pero las retengo, no voy a llorar, voy a mantenerme con la cabeza en alto y aunque me mate o me entregue no voy a decir absolutamente palabra.

Salgo del cuarto y mientras voy caminando por el pasillo, me siento como si estuviera yendo en camino a que me corten la cabeza. Incluso quizás sea hasta peor.

Cuando llego al living, Aarón se encuentra en uno de los sofás sentado con una tranquilidad odiable viendo su celular, no parece molesto o como si tuviera ese rostro de qué va a matarme, solo está ahí, sentado moviendo sus dedos con rapidez sobre la pantalla de su celular.

Doy unos pasos hacia él y cuando parece notar mi presencia levanta su cabeza observándome, me da un asentimiento rápido para señalar uno de los sofás que quedan enfrente. Camino a paso lento para sentarme justo donde él me dijo, llevo mis piernas pegándolas a mi pecho mientras lo observo en silencio.

— ¿Lo admitirás?

— Sigo sin entender, Aarón, no sé de qué es lo que hablas.

Él vuelve a reír y se inclina hacia adelante, eso me hace ponerme a la defensiva y analizar todos sus movimientos lista para golpearlo o correr.

Mi destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora