CAPÍTULO 37

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Ashley



20 de noviembre.



Me remuevo en la cama con pesadez y flojera. Me duele la cabeza y el estómago. No tengo ganas de levantarme y digamos que no es el mejor día para estar de buen humor. Me sorprende que Thomas aún no haya venido a despertarme, quizás se olvidó que día es hoy y una parte de mí lo agradece.

Luego de un rato sin rastros de que nadie venga, terminó por levantarme. Me pongo ropa un poco más decente que mi pijama, me lavo los dientes y hago mis necesidades matutinas dándome cuenta de que me vino. Lo que me hace ponerme de peor humor.

Cuando entro al cuarto de estar no veo absolutamente a nadie y eso me hace fruncir el ceño porque eso me parece bastante extraño. Revisó toda la casa en busca de mi hermano o Aarón.

Cuando entro a la cocina veo una pequeña nota en la heladera que dice que Aarón ha llevado a mi hermano a la escuela, ya que no quería despertarme porque parecía enferma. Salgo corriendo hacia el cuarto para verificarlo con un mensaje y la respuesta me llega bastante rápido. Es una foto de Thomas en su auto sonriendo emocionado, suspiro aliviada y le agradezco.

Hace tiempo no estaba sola por completo y no me había dado cuenta hasta ahora que lo necesitaba. El día de mi cumpleaños prefiero pasarlo acurrucada en mi cama sin ver a nadie.

Enciendo la cafetera y rebuscó algo en la nevera que pueda usar como desayuno y no lo vomite, y por suerte encuentro un poco de mantequilla para untar en el pan fresco. Tarareo en voz baja una canción que se me ha pegado por culpa de Thomas y cuando el café está listo, lo sirvo, pero un recuerdo abruma mi mente.



Un fuerte estruendo de un vidrio estrellándose contra el piso hace que me levanté de golpe. Me quito las sábanas de encima poniéndome de pie y con muchísimo cuidado abro la puerta, no puedo hacer ruido alguno.

Tomo una profunda respiración al escuchar unas voces gritando, insultos e incluso un fuerte golpe que hace que todo se quede en silencio.

Entonces decido salir.

Camino con rapidez a la cocina y en esta me encuentro a mi padre sosteniendo a mi hermano mayor contra la pared, le murmura una sarta de insultos y cuando los ojos de Alex recaen en mí me ruega que me vaya.

Que escape antes de que mi padre ebrio se ponga aún más violento.

Doy un paso hacia atrás de forma temblorosa, y no por ser cobarde, sino porque sé que si él se pone aún peor puede ir por Thomas.

Entonces justo en ese momento su puño se eleva y mi hermano cierra los ojos esperando el golpe, cuando su mano está a unos centímetros de su rostro gritó para detenerlo...

Y sorpresivamente lo hace, pero se voltea.

— Papá, por favor...

Sus ojos están inyectados en sangre, como si estuviera... ¿Drogado? ¿Ha mezclado la droga con el alcohol? Papá no...

Respira de forma agitada y aún sostiene a Alex contra la pared. Sus ojos están puestos en mí y puedo notar una oscuridad que solo vi en ellos luego de la muerte de mamá. Mi labio inferior tiembla al igual que mis piernas, él va soltándolo lentamente, pero en ese momento Alex lo empuja.

Mi destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora