CAPÍTULO 27

855 45 5
                                    



Aarón




Me levanto del sofá poniendo en pausa el juego que estábamos jugando con Thomas y palmeo su cabeza cuando se queja.

— Tranquilo niño, solo la pausaré un momento, me estoy meando.

Él hace una mueca de asco, pero suelta una carcajada. Río apenas y camino hacia el pasillo que me guía hasta el baño aunque me quedo en la puerta sin entrar. Tomo mi celular y marco con rapidez el número de uno de mis mejores amigos.

— ¿Hola? – gruñe con voz ronca, ruedo los ojos.

— Soy yo — le digo y suelto un suspiro, miro por el pasillo asegurándome que Thomas no aparezca y entonces prosigo –. Necesito que sigas a Ashley, creo que está volviéndose a meter en algo jodido.

— ¿Y por qué me llamas a mí? ¿Ethan no estaba disponible?

— Ethan está deprimido, no jodas. Además, estoy cuidando al hermano de Ashley, por favor, haz esto y te prometo que te regale varias entradas a los bares que me pidas.

— ¿Piensas que me compras así? Que ofensa querido hermano, que ofensa. Pero lo haré, y no por eso. No quiero nada.

— Wau, me sorprende lo que me dices. Aunque gracias, Drake, ha salido hace dos minutos así que no creo que esté lejos.

Y cuando digo eso, él cuelga. Suspiro pasando una mano por mi cabello. No me gusta tener que espiarla, pero es lo mejor para evitar que cometa una estupidez. Ethan me ha dicho que lo más sensato sería decirle que la he descubierto, que sé que quiere destruir ambos bandos y que yo puedo ayudarla, pero dudo que me crea y eso podría hacer que todo se vaya al carajo.

Y es lo que menos quiero.

Porque sé que si Ashley no logra confiar en mí se va a ir, y me siento demasiado encariñado para dejarla tan fácilmente. Siento... Creo que lo que tenemos los dos es extraño y complicado, aunque por alguna razón no quiero alejarme de ella. Y sé que puede ser más.

Con lo que paso esa tarde la sentí distinta, vi a la Ashley fría y distante de siempre, sabía que a le incomodaba tener sexo, pero por alguna razón esa tarde se dejo llevar, me permitió tocarla y besarla. Perderme dentro de ella.

Y fue malo, muy malo.

Porque eso hizo que se encendiera un fuego en mi corazón.




— Gracias – dice el pequeño rubio con emoción mirando la bolsa de comida que tiene frente a él, rio al verlo abriéndola y sacando las papas para empezar a comerlas y hacer pequeños ruiditos, muy feliz. Sonrió y acarició su cabello rubio para luego sentarme a su lado y beber de mi vaso de Coca Cola.

— No es nada, niño, además se nota que tenías mucha hambre.

— Shi – se mete más papas a la boca mientras asiente y me hace reír aún más.

Debo admitir que me he encariñado muchísimo con Thomas, es un niño muy dulce y sabe cómo ganarse el corazón de las personas. Tengo claro que no debe experimentar lo que Ashley y su hermano mayor han vivido, ni lo que yo he vivido. Sé que tiene que saber de qué se trata la realidad, pero es un niño feliz y nadie debe robarle su sonrisa.

Yo no voy a permitirlo.

Ambos comemos en silencio y él mueve sus pies de manera inquieta, lo observo con una ceja alzada y muerdo mi hamburguesa.

Mi destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora