CAPÍTULO 18

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Aarón




Toco con fuerza la puerta y se escuchan unas risas en el interior, suelto un bufido cuando pasan varios minutos y nadie abre.

Malditos cerdos, luego me dicen a mí.

— ¿Pueden dejar de follar y abrirme la puerta? Tengo donas.

Pasan unos segundos más y otras risas cuando la puerta se abre, lo primero que veo es el rostro de uno de mis mejores amigos. Está bastante rojizo y tiene el cabello desordenado. La sonrisa de imbécil no se la quita nadie y eso hace que me fastidie aún más.

— ¿Tu amiga ya se va?

Él se encoge de hombros con cierta diversión y una chica morena aparece por la puerta apoyando su cuerpo contra el de mi amigo, su cabello está bastante rizado y su ropa completamente desordenada, se ve recién follada.

— ¿Y él es...? – pregunta con cierta desconfianza, pero me mira con un brillo de deseo.

Ja, como si fuera a pasar.

— Mi amante, así que ahora sí puedes irte – le dice dándole una palmada en el trasero y ella se queda con los labios entreabiertos, Drake da un paso hacia el apartamento y yo hice lo mismo pasando por al lado de la chica, parece consternada. Le saca el dedo medio a Drake y se va caminando descalza por el pasillo por donde antes yo había venido. Niego con la cabeza mientras él cierra la puerta.

— Creo que un día vendrán a cortarte el cuello, hermano.

— O las bolas.

El ríe y mueve un par de prendas de ropa y otras cosas tiradas en el suelo con el pie, el apartamento sí que era un desastre.

— Puede ser, pero al menos la chica que me gusta no me robo algo que podría hacer que me corten las pelotas.

— Ella no me gusta – aclaro mientras me siento en uno de los taburetes de la cocina, por cómo está el sillón no iba a acercarme ahí.

— No, claro que no. Por eso cada vez que hablas de ella se te pone dura – dice con diversión y ruedo los ojos, pasa una mano por su cabello –. Además la invitaste a vivir a tu casa, seguro follan todo el tiempo.

— No todo en la puta vida es follar, Drake.

— Mira quien lo dice – canturrea.

— ¿Dónde está, Ethan? Pensé que ya había llegado.

— Pues él se fue cuando escuchó gemir a la chica, me dijo que se iría a correr media hora y que volvería – mira su reloj de muñeca y se encoge de hombros –. Debería estar aquí, ya.

— Creo que si fuera él no querría quedarme cuando tú estás follando con una chica.

— Dices eso porque estás envidioso de mi vida sexual muy activa, viejo decrépito.

— Calenturiento.

— Asexual.

— Prostituto.

Él ríe con bastante diversión y cierta malicia.

— No es ofensa la palabra prostituto.

— Imbécil.

Alguien toca la puerta y Drake corre hacia esta, no había notado que aún seguía en bóxer, pero es algo a lo que todos estamos acostumbrados ya. Verlo en ropa interior es lo más normal del mundo, verlo desnudo también aunque por lo menos ahora se está horrando esa desagradable vista para nosotros.

Mi destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora