ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.

Inosuke Hashibira

Inosuke recientemente había descubierto algo, después de las múltiples explicaciones de Tanjiro para intentar explicarle sus sentimientos.

Tú habías sido una chica que conoció en la montaña donde vivía, le llevabas comida y eventualmente se volvieron amigos; cuando el te contó que iría a la selección final no hiciste nada más que desearle suerte no querías que se dejaran de ver pero... Tampoco es como si hubieras podido hacer mucho.
Avanzando en la historia cuando llegó el día de la selección final y él se fue, no volviste a verlo. Seguías visitando la montaña sin resultado alguno.

En cambio, un día de repente cuando fuiste a la ciudad ya que te habías mudado; lo viste, después de mucho tiempo lo viste.

Iba acompañado de dos chicos más pero eso no fue impedimento para que corrieras a abrazarlo.
Él al principio se confundió mucho y comenzó a moverse bruscamente hasta que reconoció la flor que te había regalado (la cual era especial porque sólo había de esas en su montaña), se calmó, sólo dejó que lo abrazaras como era habitual tiempo atrás.

—Inosuke hizo llorar a una chica... —comentó el chico rubio en tono serio mientras los veía.

Y así fue como de nuevo te sentiste feliz, feliz de ver al chico que tanto amas.

• • •

Aquí estamos, Inosuke enojándose por alguna razón desconocida mientras murmuraba cosas.

—¡Tú! —te habló casi gritando, ladeaste la cabeza. —_____... —bajó la voz y dijo tu nombre.

—¿Sí? —preguntaste con una sonrisa.

—Y-yo, t-tú...

Como estaban afuera de tu casa sentados mientras el chico jabalí se encontraba hablando, tu mamá te llamó y fue interrumpido gracias a ello. Suspiraste al escuchar que era urgente lo que necesitaba tu madre.
Sujetaste la mano de Inosuke y dejaste un beso en su cabeza para después decirle que te esperara, él ya no dijo nada; se quedó ahí sonrojado.

• • •

Otro día nuevo.
Inosuke después de su falla el día anterior, (no quiso seguir, se le cortó la inspiración y le dio pena.) decidió que lo haría ese día ya que saldría a una misión; quería tan siquiera verte.
Saliste al verlo por la ventana de su casa, como la vez en que se reencontraron saliste a abrazarlo.
Que pena admitirlo pero te gustaba abrazarlo para sentir su cuerpo y sentirte protegida.

Él sólo te abrazó también.

—Volveremos a vernos, ¿verdad? —preguntaste subiendo la mirada para poder verlo.

—¡No podría dejarte! —respondió. —Desde ahora es mi deber cuidarte, no dejaré que nadie me gane.

Sonreiste ante sus palabras. Lo tomaste de las mejillas sorprendiéndolo por reflejo se hizo para atrás provocándote una leve risa.

—Tranquilo...

Le dijiste mientras llevabas una de tus manos a la de él para tomarla.
Con tu otra mano acariciaste suave y sutilmente su mejilla. Cerraste los ojos; te acercaste y le diste un beso, un piquito.

—¿Qué tal si me traes un recuerdo bonito de regreso? —preguntaste al separarte para que no fuera tan incómodo.

—¿Qué cosa? —preguntó confundido.