ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.

Muichiro Tokito

Muichiro iba caminando hacia su finca, había salido al pueblo más cercano para comprar dulces. Ahora iba de regreso, estaba aburrido; en era el tercer día donde no se encontraba tan ocupado y comenzaba a aburrirse. No habían habido casos de demonios recientemente, por ende no había trabajo. El último demonio que mató fue uno que, ni pudo moverse antes de que Tokito apareciera en frente suyo y lo matara. Nunca pensó que podría aburrirse de una forma tan increíble, mirar las nubes y pensar ya tampoco tenía sentido. Por lo menos ahora...

Pasaste corriendo por enfrente de él, se detuvo en seco para que no chocaran. Te miró con sorpresa al sentir una sensación extraña, tú ni volteaste a verlo. Ni siquiera le dieron ganas de quejarse, sería una verdadera tontería.

Pero te percataste de que había un daifuku tirado en el piso, fue entonces que volteaste a ver al joven pilar, quien se encontraba con una expresión tranquila pero seria. Algo aburrido. Todo tu rostro se puso rojo de la vergüenza, te paraste en frente suyo y comenzaste a hacer reverencia tras reverencia.

—Lo lamento mucho —te disculpaste.

—No importa —respondió sin quitar la mirada de ti.

—Podría pagar eso o... —pensaste en alguna otra alternativa.

—No importa —volvió a repetir.

Volviste a hacer otra reverencia, le agradeciste y te ibas a ir pero tu estómago rugió, tragaste saliva cuando sentiste que el de puntas menta te volvió a hablar. Ni siquiera él se esperaba decirte eso, no lo pensó, sólo salió de su boca.

—¿Quieres venir a comer conmigo?

—¡Sería todo un gusto! —respondiste empezando a caminar a su lado.

Él dejó de verte y comenzó a caminar, tú le seguías sólo porque tenía el mismo uniforme que tú.

—Al parece también eres cazador de demonios —intentaste sacar plática. —Yo regresé ayer de un encargo que me dejaron.

—Lo soy —respondió.

Ya no dijo nada más, habías encontrado a un compañero y eso te hizo feliz. Ir sola por ahí matando demonios no te parecía lo mejor del mundo, mucho menos sin nadie que te apoye. De todos los demás cazadores que habías visto, la mayoría siempre van acompañados; y casi nunca podías entablar una buena conversación con ellos, era difícil. Ahora un chico muy lindo te invitó a comer y pertenece a la misma organización que tú. Él paró frente a un lugar grande, también te detuviste admirando el lugar. Muichiro entró y le seguiste, te acercaste a él y le miraste a la cara.

—Ahora que lo pienso no sé tú nombre... Tú tampoco el mío, que maleducado de mi parte.

Él volteó a verte.

—Mi nombre es _______, ¿cuál es el tuyo?

—Muichiro Tokito —respondió.

—Muichiro...

Recordabas ese nombre de algún lado, te quedaste pensativa. El joven azabache te pidió te sentaras, lo hiciste y dejo los postres en la mesa. Le miraste a él, seguido a la comida, entonces volviste a mirarle a él.

—Come —te dijo.

—Gracias —te inclinaste un poco en modo de reverencia y agarraste un daifuku.

• • •

M

uichiro estaba recostado en el pasto mirando el atardecer, el color naranja y rojo, las nubes se veían más bonitas así. El joven pilar se encontraba recordando la vez que te conoció, y lo que sintió cuando te vio. Aquella sensación extraña en su corazón y esa felicidad tan curiosa que aparece cuando piensa en ti. Una sonrisa apareció en su rostro; «que envidia que ella no viva conmigo...» Pensó mientras se levantaba. «Pude haber pedido que se quedara, pero ella iba a estar mejor que conmigo».