ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.

Giyu Tomioka e Iguro Obanai

Continuación de la parte anterior.

Miraste a Tomioka quien se encontraba viendo a Obanai. Puede que llegaras a arrepentirte de ti próxima acción pero estás en una laguna mental de sufrimiento, un poco más no lo haría cambiar para nada. Te acomodaste, el ojiazul y tú seguían en el piso, él aún se encontraba abrazándote así que te separaste para poder ponerte de pie, cuando lo hiciste le diste la mano para que hiciera lo mismo. Aceptó tu mano e imitó tu acción, en un rápido movimiento lo tomaste de la cara y tus labios fueron a dar a los de él, se sorprendió sí, sus ojos se abrieron en par cuando sintió tus labios sobre los suyos estaba tenso pero se relajó de inmediato.

También te tomó del rostro y se pudo ver que empezó a disfrutarlo realmente debido a que giró un poco su cara, abrió más la boca e incluso se escuchaba.

Todo un show frente a Iguro.

—Giyu... Dame hasta que anochezca, ¿sí? Permiteme quedarme aquí pero dejame arreglar algo.

Él asintió con una pequeña sonrisa.

El odio de Iguro hacia Giyu aumentaba aún más, mucho más. Cuando vio que te alejaste de el pilar y te acercaste a él, se calmó un poco. Lo agarraste del haori dándole un empujón para que empezara a caminar, se alejaron de la finca de Giyu, por lo menos lo suficiente de la entrada para que no escuchara nada de lo que dirías.

Le diste una cachetada a Iguro mientras fruncias el ceño, luego te disculpaste con Kaburamaru por tu acción.

—Sé que es mi culpa —dijo Iguro serio. —No lo negaré, comprendo todo lo que hiciste por mi culpa...

—¡Perfecto! Dejame en paz entonces, ya no viviré contigo, no más.

—No, hay algo que quiero decirte, hay algo que debes de escuchar pero hay que hablar más apropiadamente en otro lugar. No puedo romper la promesa que te hice cuando nos conocimos, por favor permíteme hablar bien contigo.

Tenías que deshacerte completamente de tu pasado, aceptaste.

Era tarde así que fueron al pueblo más cercano para comer algo de ramen mientras hablaban. Iguro no pidió nada ya que no quería quitarse sus vendas aún así, tu tazón de ramen por supuesto que lo pidió. Hubo un largo silencio hasta que te dieron tu comida, empezaste a comer e Iguro empezó a hablar.

—¿Te acuerdas de la vez que estaba leyendo una carta y no te hacía caso? —asentiste. —La carta era de Mitsuri.

—Si vas a contarme tu romance con ella, me voy.

Estabas buscando dinero en tus bolsillos para pagar la comida e irte pero él te detuvo, tomando tus manos, atrapándolas con las suyas. Suspiraste quitaste sus manos de las tuyas y volviste a comer sin hacerle mucho caso.

—Obanai, no odio a Mitsuri, no hagas que la empiece a odiar.

—No, no es eso —él negó, Kaburamaru siseo.