ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.

Cuento de hadas.

ᴰᵒᵘᵐᵃ

Producto de una infidelidad, odiada por tu madre, odiada por tu padre... Odiada por todo el pueblo. No sólo eran los constantes insultos, quizás a un grupo de personas les caes bien pero el grupo es lo suficiente pequeño como para que los demás te hagan la vida imposible. Como de costumbre saliste a comprar las cosas para la comida, con lo poco de dinero que llevabas te las ingeniaste para pensar en alguna comida completa sin necesidad de mucho presupuesto. Al pasar por el mercado sólo podías escuchar murmuros, gente chismeando sobre distintas cosas pero hubo una palabra que te llamó la atención.

"Vampiro."

No quisiste hacer demasiado caso a ello, te dieron escalofríos apenas escuchaste.

—¿Puede darme 2 de esas, por favor? —preguntaste mientras le señalabas la fruta.

—Claro pero el precio subió, ahora serán 18 rupias¹.

—Pero antes me cobrabas sólo 10, ¿qué sucedió? —preguntaste frunciendo el ceño. —Esto no debe de ser así, ¡es una injusticia!

—No señorita, su usted desea comprar algo hagalo con el dinero suficiente. Las cosas suben y bajan siempre, así que no todo estará a su favor.

La lluvia empezaba a ser más fuerte, ya no eran sólo pequeñas gotitas que caían sobre tu capa. El cielo estaba gris y la demás gente empezaba a correr debido a que no llevaban más protección. No se podía ver ningún rayo de sol, el cielo estaba gris, hacía frío y te estabas mojando un montón. Un hombre alto llegó, se puso a tu lado mientras ponía sus manos en tus hombros pudiste ver su cabello rubio sin embargo al estar detrás de ti, no le viste la cara.

—¿Por qué no le da a la señorita lo que quiere? ~ —preguntó en un tono juguetón. —Podemos arreglarnos de otra forma si se niega.

No sabías que hizo, no pudiste enterarte pero en la cara del vendedor se veía una mueca de miedo. Tomó las dos frutas, no, fueron tres, cuatro y las echó a tu bolsa.

—¡Toma eso y no vuelvas más! —te dijo el tipo mientras te corría.

Ibas a voltear para agradecerle al hombre que te ayudó pero cuando volteaste no había nadie. Suspiraste siguiendo con tu camino y las compras.

Ya más tarde llegaste a tu casa, no se encontraba tu madre ni padrastro... Tal vez habían salido a caminar por ahí. Sacaste las frutas que habías conseguido, tomaste una y mientras la mirabas una pequeña sonrisa apareció en tu cara al recordar como aquel caballero te había salvado sin embargo sentiste remordimiento al no poder agradecerle aproximadamente. Ni siquiera notaste cuando sus manos dejaron de agarrarte, fue tan rápido que parecía no haber existido, ni la cara le viste sólo tenías el simple dato de que su cabello es rubio.