Giyu Tomioka

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Sempiterno.
Que durará siempre; que, habiendo tenido principio, no tendrá fin.

—¿Amas a alguien, Giyu?... ¿Conoces siquiera que es el amor? —le preguntaste al contrario luego de ver las estrellas.

Él siguió con el rostro apuntando al cielo, su mirada fija en las estrellas y sus ojos azules como el mar profundo se cerraron. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro del contrario, una suave brisa de noche fría llegó para acompañarlos, moviendo así el cabello de los dos. Luego de tus preguntas hubo un silencio considerable, no fue durante tanto tiempo pero tampoco te importó mucho, la tranquilidad, calma y paz que Tomioka te brinda, serán inigualables a alguna otra sensación que hayas sentido antes. Pero él abrió la boca, sus labios quedaron ligeramente separados uno del otro, como si estuviese pensando bien sus palabras, una escena donde él se ve bastante atractivo. Tu corazón no pudo evitar reaccionar ante esto, pero su siguiente movimiento fue lo que realmente te sorprendió.

—Yo amo a alguien —su sonrisa era más notoria. —Te amo a ti.

• • •

Llevabas cajas en los brazos, las mismas te impedían ver correctamente y por ende te costaba caminar. Comenzabas a odiar a la señorita Haru, creerse tanto solo por tener un restaurante/tienda, y ponerte a trabajar como esclava... Era demasiado. A veces exageraciones tuyas pero seguías teniendo razón; ella tiene un hijo inútil el cual se la pasa coqueteándote y sumido en su sueño de ser un samurai. Vivía en un mundo de fantasías sin caer en la realidad, sólo escuchaba muchas historias y leyendas. Empujaste la puerta del restaurante con uno de tus pies, posiblemente si no supieras usar los geta¹ ya estarías besando el suelo.

—¡Regresé con provisiones! —Dijiste al entrar y dejaste las cajas cerca de la cocina, afuera de la puerta.

—Shhhh, silencio señorita. Recuerda tus modales —Haru llegó, sonreíste.

—Perdón —te disculpaste.

—Más atención después, tenemos un cliente y debe de estar satisfecho con el servicio, recuerda —ladeaste la cabeza.

¿Un cliente a esta hora? Es sumamente temprano, normalmente apenas se estaría cocinando pero... Eso le da sentido a porqué la puerta se encontraba abierta. Te volviste a disculpar, la señora Haru rió y lo hiciste junto a ella.

—¿Podrías ir a atenderlo?, pregunta si necesita algo. Me pidió preparar algo de comida, al parecer está hambriendo.

—¡A sus ordenes, señora!

Suponiendo al no haber visto a nadie en la entrada, caminaste un poco más al fondo para encontrarte con aquella personas. Era la única en el lugar por lo cual fue fácil de percibir, un hombre de cabello largo, ojos azules y un porte serio, algo callado al parecer y posiblemente estricto. Te acercaste e hiciste una reverencia, él volteó a verte y fue entonces que sus miradas se cruzaron. El azul de sus ojos eran incluso más bonito que el cielo y se trataba de un color un poco más oscuro que el mar, quizás comparado con el cielo en una noche estrellada. Tragaste saliva al darte cuenta cuanto lo estabas analizando. Sin embargo él sólo se quedó mirándote sin responder nada más.

Le sucedió lo mismo que a ti.

—Tienes manchada la cara —fue lo único que dijo para después seguir comiendo.

ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora