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Aunque Michael intentará llamar la atención de su hermano mayor con palabras, no podía.

Y eso le comenzaba preocupar, siempre tenía que tirar de uno de sus brazos, golpearlo, tirar uno de sus lápices, gomas, cualquier cosa para llamar su atención, pero no palabras.

¡GERARD ARTHUR WAY LEE! – Gritó Michael, Gerard se quito uno de sus audífonos y lo miró, hacia eso cada 5 minutos.

¿Me llamaste? – Preguntó, viendo los labios de su hermano menor, haciendo que este frunciera su ceño y se enfadara más que antes.

¡Mírame a la maldita cara! ¿¡Qué diablos tengo en los labios?!– Se cruzó de brazos y apretó su mandíbula, Gerard asintió lentamente y siguió mirándolo a los labios, y no a los ojos, como quería que lo hiciera Mikey.

Uhum... Bueno, se me hace más fácil.– Alzó sus hombros el mayor, para luego mirarlo al rostro y estirarse en su silla.

Michael no dijo nada y agarro su mochila, saliendo del lugar completamente enfadado de que su hermano no le prestará atención, cuando desde que se llevaron bien se habían prometido que estarían allí para el otro y que siempre tendrían mucha atención del uno al otro.

Cuando Mikey se fue, Gerard se quedó mirando a la nada, dio un largo suspiro y agarro su cara entre sus manos, repitiéndose que todo estaba bien.

°⛂°

Frank observaba los dibujos desde su escritorio, la música había cesado, puesto que los vecinos estarían molestos en poco tiempo si seguía con ese volumen.

Se preguntaba por qué Michael se lo había entregado en vez de Gerard, y por qué ese tipo de dibujo, y por qué lo dibujo a él.

Un día me dijo que sólo dibujaba lo que para él era arte, lindo, hermoso, etc.– Comenzó a hablar consigo mismo, levantándose de su silla del escritorio y comenzando a caminar por todo su cuarto, mordiéndose su uña del pulgar.

Eso quiere decir que... ¿Para él soy arte, hermoso, lindo, etc?– Paró frente a al ventana, sonrojandose al pensar esto. Mordió su labio inferior y negó frenéticamente, quitando aquellos pensamientos de su cabeza.

No, no. Sólo necesitaba otro modelo y.. Yo fui uno, nada más. No te ilusiones, Frank.– Se tendió en su cama, tirándose a esta y comenzando a repetirse una y otra vez la misma frase.

No te ilusiones, Frank Anthony Thomas Iero Pricolo, No te ilusiones Frank Anthony...– Sus ojos comenzaban a cerrarse por todo el cansancio y por el hecho de haber hecho tantas preguntas desde las 6 de la tarde, hora en que llegó a su casa, hasta las 1 de la madrugada, hora en que se levantó de su silla y comenzó a preguntarse todas esas cosas.

¡Gee! | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora