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Al día siguiente daba lunes.

Gerard y Michael se despertaron de forma habitual, a la hora habitual. No hubo palabra alguna que se cruzarán, ni se desearon los buenos días, nada.

Donna les dejó el desayuno frente a ellos y se sentó para desayunar también. Viendo sus rostros, Gerard estaba pendiente de comer y Michael lo miraba nervioso, Donna sabía que su Mikey quería hablar con Gee, sin embargo, creía que el pelirrojo no querría.

Cariño, ¿te colocaste el audífono?– Se dirigió a Gerard, que sabía que se había quitado el audífono para dormir. Gerard la miró y asintió mostrándoselo. A lo que su madre le sonrió.

Poco tiempo después Donna se levantó y dejó su plato en el lavavajillas, Gerard también lo hizo, y Michael, por supuesto, también.

Luego ambos hermanos subieron a vestirse, el ambiente era tenso. Eso hacía que Donna dudará de si debía dejarlos irse solos, temía que se pelearán en el camino a la escuela.

Sin embargo no tuvo remedio, se quedó pensando, y no se dio cuenta que sus hijos estaban listos hasta que Gerard cerró la puerta principal. Suspiró y rezo en su mente para que ese día, fuera un buen día.

Los hermanos empezaron a caminar, Gerard iba más apresurado que Michael, y este último le intentaba seguir el paso, suspirando de vez en cuando al saber que seguro no le dirigiría palabra alguna en el día, o en la semana, e incluso en el mes (le aterraba pensar que por un año no le hablaría, así que su mente lo dejó hasta el mes).

Gerard...– Michael habló, sin darse cuenta que ya había metido un pie en la escuela junto a su hermano. Había cerrado sus ojos, y para cuando los abrió, escucho todo el parloteo de otros alumnos hablando entre sí.

Divisó a Gerard acercándose a Frank, el castaño le sonreía y al parecer el pelirrojo también. Michael también se acercó, aunque al parecer su hermano no tenía previsto eso, por lo que se, levemente, asustó al verlo cerca.

Hey... Uhm...– El rubio no supo que decir, era bastante incómodo el ambiente que se creo en tan solo 5 segundos. Frank abrió su boca, y Michael lo interrumpió –Lo siento, siento... Siento haber hecho que se pelearán.– Unas cuantas lágrimas se aproximaron en las mejillas de Michael, y las quito con brusquedad.

Gerard lo miró y hizo una mueca de tristeza. Era su hermano menor, y tampoco tenía la culpa.

Es solo que... Es solo que Frank me gusta. Al igual que a ti te gusta Gerard.– Michael y Gerard se miraron. Frank los miró y escondió sus manos en sus bolsillos, incómodo. –Pero... Entiendo que a Frank le gustes, y no quiero ser el malo... De la película. Solo... Quería disculparme.– Más lágrimas aparecieron con descontrol en el rostro de Michael, y este solo se dio la vuelta y se fue.

Frank lo siguió con la mirada, quiso ir detrás de él. Pero creía que se merecía un tiempo a solas, un buen tiempo a solas. Al mirar cómo Michael se iba, también vio a Raymond y a Robert apoyados en un muro, también seguían con la mirada a Michael.

El avellana desvío la mirada hasta Gerard, y se acercó para darle un beso en la mejilla, y de paso, decirle que lo esperara justo allí.  Luego de esto se aproximó a Bryar y a Toro, y les dijo que Michael se sentía mal, y que estaría bien si ellos le echaban una mano. A lo que ellos se creyeron cada una de las palabras y se fueron detrás de él, prácticamente corriendo.

Al volver con el pelirrojo, se sonrieron y se abrazaron.

¿Crees que funcione?– Frank se desconcertó con la pregunta, no entendía a lo que se refería. –Sé lo que quieres hacer. ¿Crees que funcionará?– Frank dio una sonora risa, y asintió lentamente. A lo que Gerard lo besó, y el timbre de la escuela, dando a entender que debían de ir a clases, sonó en todo el lugar.

¡Gee! | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora