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¡Ah! Pues, yo no creo que Raymond guste de ti.– Se burló, Gerard, aunque bien sabía que estaba el rumor de que Raymond y Robert gustaban de su hermano menor.

En ese momento, Michael se dio la vuelta y lo miró con el ceño fruncido.

No me gusta Raymond.– Comentó con las mejillas sonrojadas, apoyo su mejilla en su mano y dejó su codo apoyado en la mesa de la cafetería.

Oh, entonces, Robert. No creo que le gustes a Robert.– Le respondió su hermano mayor, con poca importancia en sus palabras.

No, Gerard. Ninguno de los dos me gusta.– Negó frenéticamente, para luego dar una mueca de asco.

Gerard lo miró, se cruzó de brazos, frunció el ceño y dejó el lápiz con el que dibujaba.

¿Te gusta Frank?–

Michael no respondió, dio una risa en cambio.

Pues no creo que le gustes.– Añadió volviendo a su tarea, esta vez cargando el lápiz en el dibujo.

No sabes eso.– Michael le miró con una sonrisa, una de las pocas sonrisas que brindaba, se la estaba dando a su hermano mayor.

Y lo peor es que no era una sonrisa sincera, era una sonrisa burlona.

Lo sé, yo bien lo sé. No le gustas.– Michael dio una carcajada, Gerard seguía con el ceño fruncido, lo miró y apretó su mandíbula, dejando una vez más el lápiz en la mesa.

Gerard Arthur Way Lee. Eres mi hermano mayor, deberías de saber que no soy homosexual.– Comentó con una sonrisa, la misma burlona de hace unos segundos, hacia Gerard.

Gerard cayó en la realidad y en lo que quería lograr su hermano menor, lo cual logró.

Entonces... ¿No... Te gusta ni Frank, ni Robert ni Raymond?– Michael dudo un poco, pero al final negó.

Gerard mordió su labio inferior, para enfocar su mirada en Frank, que ya se levantaba para irse, éste también miró en su dirección.

Mantuvieron la mirada unos segundos que para ellos parecieron unos minutos, hasta que Michael le desordeno el cabello a Gerard y Robert golpeó a Frank en la nuca, ambos dejaron de mirarse y siguieron en lo suyo.

A ti es a quien le gusta Frank, Gerard. A mí... A mi no me gusta nadie, menos alguno de esos tres.– Gerard lo miró incrédulo, no confiaba mucho en esas palabras.

Michael, estas mintiendo. Sabes que prometimos no mentir.–

Pues tú tampoco estás siendo muy sincero con respecto a tus oídos. Así que cállate.–

Gerard soltó una sonora risa y tomó sus cosas para irse a clase.

¡Gee! | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora