Capítulo 34

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La carretera despejada le daba un respiro. El día no había comenzado bien y por lo visto, tampoco terminó de la mejor manera. Y eso ciertamente le estaba colmando la paciencia al mandamás de la mansión Wayne; por lo que Bruce no dejó de suspirar para apaciguar su frustración y su molestia.

Lo hacía tan pesadamente que a veces se distraía en su conducción. De verdad estaba ahogándose en su ira. Aún no concebía los últimos acontecimientos vividos a su alrededor. En menos de un día todo se echó a perder. Eso lo estaba afligiendo más allá de sus competencias paternales, incluso Alfred lo había reprendido con amenazas que no estaba dispuesto a desafiar. Nuevamente sintió ese apretón en el estómago.

-¿Y ahora qué? -Musitó mientras pisaba el acelerador-.

No halló mejor opción para calmarse que apresurarse y arribar a casa. Ya era algo tarde y no deseaba continuar lidiando con todos aquellos problemas. Había sido demasiado para ese día.

Recordaba y analizaba cada detalle de esa funesta jornada. Con el ceño fruncido, volanteaba diestra y agresivamente, y entre más repasaba los hechos, más se desquitaba con el auto. Por su cabeza repasaba malhumorado los hechos devenidos en la madrugada. Bufaba exhalando sus pesimistas resoluciones. Miles de ideas incrédulas circundaban sus pensamientos. Todavía no terminaba de asimilar todo lo que había pasado cuando la ira lo asediaba reiteradamente. Y no sólo refiriéndose a la pesada noche de Jason en la comisaría, sino a la súbita confesión de Damian, el drama revelador con Timothy y aquella cuestión sobre el ataque de Conner que no pudo aclarar. Todas esas cuestiones le hicieron doler la cabeza.

Esa misma jornada ya llevaba aires de empeorar conforme pasaran las horas y así lo comprobó con su última decisión. Ahora, quien más sufría era su hijo más vulnerable y todo por culpa de Timothy y su nula habilidad para ser sincero consigo mismo. Y no conforme con eso, quien se supone era su hijo más astuto e inteligente, ahora se había vuelto un mentiroso sin escrúpulos. En esos instantes, se sintió perdido en cuanto a conocer a sus hijos. Todo había devenido un caos y a esas alturas, ya no le sorprendía y aceptaba completamente la postura que Conner había tomado. Después de todo, no era su culpa el engaño que Timothy le hizo pasar. Y aunado a eso, la tunda que le dio al muchacho en la tarde le carcomía la consciencia; incluso luego de verlo llegar humildemente, respondiendo al llamado al que fue convocado.

El Sol estaba cayendo ya en el horizonte. Bruce lo esperaba apaciblemente, al menos en la superficie de sus facciones, porque en realidad la ansiedad lo estaba aniquilando. El jefe Wayne se paseaba en su oficina construyendo mentalmente su discurso, imaginando las posibles respuestas que Conner le daría a sus cuestionamientos. Y es que no había dejado de pensar en lo que Alfred le mencionó respecto al incidente en sus jardines. Se supone que Bruce le otorgaba su consentimiento para rondar a su hijo con la condición de verlo protegido, pero a sus espaldas, el semi kriptoniano lastimó a quien en teoría debía cuidar. La sola idea lo llevaba a la rabia.

-Señor Wayne... -La voz de su asistente se escuchó en el intercomunicador-.

-Dime... -Le respondió al acercarse al escritorio y apretar el botón correspondiente-.

-El joven Kent ya llegó. ¿Lo hago pasar? -Inquirió amablemente-.

-Sí. -Habló Bruce abriendo el cajón de su escritorio-.

Se apresuró a tomar una pequeña caja. De ella obtuvo un par de nudilleras que desplegaban un particular resplandor verdoso. Una vez colocadas entre sus dedos, se acercó a la ventana y guardó sus manos en sus bolsillos. Entonces sólo esperó que su puerta fuera abierta y que entrara el muchacho.

Antes de siquiera saludar, Conner fue interrumpido por la tórrida voz de Bruce, quien viró encuadrando en sus ojos al prometido de su hijo, preguntándole secamente sobre su supuesta insolencia.

¡Ése no soy yo! [DamiJon/JayTim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora