The maze runner 𝓟𝓻𝓮𝓯𝓮𝓻𝓮𝓷𝓬𝓮𝓼

Imagina Thomas

Dedicado a: BlackAli26

Canción: Doll house- Melanie Martínez

Me encontraba junto a Thomas en las instalaciones de CRUEL. Su asiento estaba continuo al mío y podía notarlo triste, hace alrededor de un año en el que vigilabamos a nuestros amigos, podía ver cómo Minho corría por el laberinto, podía ver cómo Newt se recuperaba de su intento de suicidio.

-Se que te afectó la caída de Newt, pero debes ser fuerte, intentar ayudarlo a encontrar la salida y sacarlo de allí- Susurré poniendo mi mano en mi boca, simulando un bostezo, aunque no podían escucharme de seguro se las hubieran ingeniado para leer mis labios.

-Lo se _____, pero no es eso lo que me entristece.- Suspiró- Sabes que Paige siempre tuvo una especie de apego conmigo y... Adentro de su oficina noto cosas, ella piensa que para mí pasan desapercibidas pero... Veo cosas que nadie más ve, sé lo que Ava y Jason planean hacer con nosotros. Nos enviaran al laberinto _____, a todos. Solo están esperando el momento indicado. - Tomó mi mano con fuerza.

Iba a decirle algo pero en ese momento una señora de cabello azabache y piel pálida, como si no hubiera dormido en días, se acercó a mí.

- _____, debes venir conmigo.- Su voz sonaba robótica y me provocó un escalofrío.

Giré a ver a Thomas, mi mano seguía junto a la de él y solo pude susurrar "volveré Tommy".

Seguí a la señora y escuché suaves pasos detrás mío, sin que esta se percate, allí estaba, el castaño me hizo señas para que no diga nada.

Íbamos a entrar a una habitación totalmente cerrada con sensores de huellas dactilares y demás contraseñas.

-Se que estás ahí Thomas- Dijo la fría voz de la persona frente a mí.- Vayan a sus lugares- Ordenó a los enfermos y doctores entrando a la sala de la que nadie sale una ves que entra.

Unos guardias tomaron mis brazos y me empujaron dentro del lugar. Mientras otro par de ellos golpeaban a Thomas y lo arrastraban, posiblemente, hacia la oficina de Paige.

Me ataron a una camilla, distintas agujas con diferentes líquidos entraban y salían de mi cuerpo y mi único pensamiento era Thomas, lo olvidaría pero, si sobrevivía, lo vería de nuevo.

Grité ante el pinchazo en mi cuello que depositaba un líquido que ardía como mil demonios. De todos modos nunca nadie escucha a través de estas brillantes paredes.