"Mini skirts & diamonds" •DKi // Yoonmin•

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Comenta para no enfermarte en el resto del año

Kitty no era tonto y, obviamente, sabía muy bien quién los estaba siguiendo. Por lo tanto, tuvo el descaro de frenar a su acompañante frente al hotel y besarlo de la forma más calienta que se le pudo ocurrir. Mordió ligeramente su labio inferior y luego el señor atacó su boca vorazmente, introduciendo su lengua como un experto. Sin embargo, esto hizo que la paciencia del hombre que los seguía explotase y saliera de las penumbras de aquella noche.

—Vaya, vaya, ¿quién lo diría? —dijo una voz ronca, interrumpiendo el candente momento frente a ese love hotel de lujo— Hace tan solo unas horas estabas que te derretías entre mis brazos y ahora estás entregándote a otro hombre, a un cualquiera que ni siquiera está entre los 10 mejores empresarios en nuestro mundo.

—¡Quién se cree que es usted, señor! —contestó el nuevo acompañante de Kitty con furia— ¡Váyase y no se meta en nuestros asuntos!

No obstante, sus palabras fueron ignoradas, pues Agust lo empujó con furia y se llevó a Kitty de un tirón al hotel. Además, mientras presionaba el botón de la suite más lujosa del lugar y pagaba con su tarjeta, dijo "Lárguese de una vez si no quiere que mis guardaespaldas que nos están rodeando le disparen en su rostro, señor". Esto asustó en demasía al hombre que fue atacado por sus puños, así que huyó del lugar con vergüenza.

Kitty, quien no había dicho ni una palabra desde que inició aquel escándalo, sonrió e hizo una seña para que sus hombres, los cuales estaban listos para disparar, se detuvieran. Ese asunto lo arreglaría él mismo, pero en la suite, pues no quería crear más problemas, especialmente en una zona tan exclusiva como esa.

Cuando estuvieron dentro de ese cuarto, lo primero que hizo fue tirarle una cachetada a Agust, en serio, había arruinado su noche, así que mas le valiera que fuera por algo importante.

—¿Por qué interrumpiste mi diversión? —preguntó enojado, a punto de olvidar que se había hecho las nails esa misma tarde para atacarlo con fiereza, ya que la sonrisa que se formó en el rostro del rubio, lo irritó.

—Porque no quiero que vuelvas a estar con otro hombre y... porque quería proponerte un trato.

La verdad es que esa confesión un tanto cursi sonrojó las bellas mejillas de Kitty, pero la idea de realizar un trato llamó más su atención.

—Te escucho —contestó con notable interés.