"Mini skirts & diamonds" •DKi // Yoonmin•

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Luego de unos minutos sollozando, Kitty se dirigió al baño de su oficina y se acomodó el maquillaje. Así, quedó casi tan perfecto como antes, pero sus ojos hinchados no pudieron ser muy bien ocultos. Suspiró con ganas, para soltar toda aquella mala energía y volvió a pintar aquella máscara de alegría que siempre llevaba consigo. Entonces, salió del baño y con el teléfono de su escritorio llamó a su secretaria, quien llegó rápidamente a su despacho.

—Llama a Gucci Gang, dile que lo quiero aquí en 15 minutos —dijo—. Ya puedes retirarte.

La chica hizo una reverencia y se retiró sin hacer mucho escándalo.

Al cabo de unos minutos, llegó Gucci Gang. Él era un chico alto y delgado de facciones finas y piel bronceada. No tenía el escultural cuerpo de Kitty, mas su rostro lo compensaba, además, tenía un cabello perfecto y su personalidad juguetona cautivaba a varias de las clientas que tenía este dúo imparable. Sin embargo, ¿quién era él? Un socio de Kitty y su mejor amigo. Él no deseaba poseer ningún imperio, pues sus habilidades intelectuales no llegaban a tal nivel, pero si el pelirrosa necesitaba a un buen flautista para las mujeres, ahí siempre estaba Gucci Gang.

—Mi amor —dijo, haciendo ojitos—, quiero que me acompañes de compras. —Puchereó. —Hay un maldito que me citó y quiero dejarlo babeando.

—Wow... —exclamó antes de suspirar— Es la primera vez que decides invertir por alguien más. ¿Quién es?

—Nuestro peor rival: Agust D.

—Ahora ya lo entiendo. Al fin te habló ese maldito.

—Entonces no preguntes más y vamos de una vez al Mall que luego iré al salón de belleza —dijo, luego se apresuró para tomar su mano y salir velozmente.

Se la pasaron comprando en Vogue y en Gucci. Donde Kitty escogió un par de pantalones de vestir negros pegados al cuerpo, estos hacían lucir muy bien sus perfectas curvas. Además, se compró una camisa rosada ligeramente translúcida y una cadena pequeña de oro. Incluso, para combinar, añadió unos zapatos negros con un diseño imperial. Sin embargo, él hubiera preferido vestir algún vestido ajustado y con muchos brillos rosa. A pesar de eso, tuvo que escoger esta clase de outfit, pues Fancy era un restaurante muy recatado, donde asistían personas sumamente elegantes para reuniones formales y no era la clase de lugar para tener una cita romántica, al menos no para una homosexuales.

Luego, fueron al salón más caro del lugar, donde volvieron a teñir su cabello de rosa para que no se vieran las raíces, retocaron la forma del peinado y lo maquillaron ligeramente. Así, quedó más que listo a las 5:40, la hora perfecta, pues Fancy quedaba a 15 minutos en auto.

—Gracias por ayudarme, mi amor —agradeció Kitty con una de las pocas sonrisas sinceras que mostraba.

—Siempre cuentas conmigo. Ahora, ve y destrózale la cabeza a ese maldito.

Entonces, Kitty subió a su Mercedes y, después de unos minutos, llegó a Fancy. Bajó de su vehículo y entregó las llaves, luego entró y se sentó en la mesa que Agust había reservado, donde lo encontró leyendo la carta.

—Me sorprende que estuvieras aquí antes que yo —dijo el pelirrosa, tomando asiento frente al rubio de ojos felinos, quien estaba muy elegante para la ocasión.

—Ya sabes lo que dicen: "El que triunfa, siempre llega antes". —Sonrió ladino.

Entonces Kitty decidió iniciar con su juego. Chocó ligeramente sus pies con los del contrario y lo miró con esos ojos sensuales y macabros que tenía.

—De hecho, el dicho es "El que triunfa es el que anticipa". —Sonrió.

—No importa, el hecho es que yo te venceré.

—Creí que también querías tenerme... No puedes vencerme y tenerme al mismo tiempo. —Rio dulcemente. —Tendrás que apostar por uno.

—Ay, cariño, si supieras. —Entonces, sacó una hoja de uno de sus bolsillos y se la entregó a Kitty. —Parece que voy por delante.

¿Qué creen que dice el papel?

Y no se pierdan el próximo capítulo, pues llegará la parte hot.