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Desde ese día no volvieron a hablar en persona, aunque Agust se encargó de llamarlo varias veces para intentar citarlo para cenar. Así pasaron las últimas semanas del trato, en las cuales Kitty tuvo varias reuniones con inversores, distribuidores, compradores para otras "cosas" más turbias y todo ese asunto. Básicamente, logró convencer a casi todos de que su futuro matrimonio no afectaría su manera de negociar. Además, logró acordar con Jeon un fecha para la fiesta de compromiso, la que sería dos días después de que acabara su estúpido trato con Agust D.

—Kitty, llegó la llamada que esperabas para hoy —le avisó su nueva secretaria.

—Pásala al teléfono principal. Gracias.

—Creí que no contestarías —dijo una voz ronca.

—Yo no huyo de mis problemas, así que aquí me tienes. Es momento de ver quién logró sus objetivos para estos seis meses.

—¿Qué te parece en mi casa? Puedes llevar a todo tu equipo de seguridad si deseas, no intentaré nada.

—Me parece bien. ¿Esta noche?

—A las 9.

—Bien. Estaré a la hora en punto —añadió finalmente antes de colgar.

Ya tenía sus informes armados desde el día anterior y sentía que sería el ganador. Sus ganancias se habían elevado desde que se corrió el rumor de que estaba brindando servicios extra tras la compra o la firma de algún contrato. De hecho, los hombres con los que trataba eran tan babosos que fueron capaces de comprar más de lo que podrían distribuir tan solo para disfrutar un par de horas de sus servicios. Además, varios mafiosos extranjeros cayeron en sus redes y cancelaron varios negocios para comprarle a él. Inclusive, su empresa legal estaba creciendo muy rápido, ya que ahora era el distribuidor de los hospitales del Estado. Todo le iba de maravilla.

Mientras se alababa mentalmente, cierta persona entró en su oficina discretamente. Caminó hacia su escritorio y cubrió sus ojos con sus manos, lo que causó que se asustara, tanto que no evitó gritar.

—¡Jeon! —se quejó con un puchero en los labios— Me asustaste, cariño.

El nombrado rio por el tierno gesto de su chico y besó su nariz.

—Y valió la pena, te viste adorable gritando como un niño.

—Siempre soy tierno, eso era obvio.

¿Su relación? ¿Cómo podría describirla? Normal. En realidad, se trataban como la típica pareja. Salían de vez en cuando y compartían ciertos secretos, aunque eso ya lo hacían desde antes.

Sin embargo, se sentía especial, al menos para Jeon, ya que para Kitty todo empezaba a tornarse cotidiano. Antes adoraba salir con él, pues no lo hacían my seguido y tenían mucho para conversar, pero ahora no había mucho que decir. Esto era porque Jeon llevaba una vida muy pacífica y no hallaba nada picante para comentar, todo era "ayer en el club...", "en la cena con...", "mis padres...", tan monótono. Mientras que Kitty adoraba hablar de sus emboscadas, de que casi descubren su mercancía los investigadores, de que tuvo que ajustar cuentas con alguien y sobre las fiestas descontroladas a las que iba, lo cual, a pesar de que no le desagradaba a Jeon, pues no quería que su chico cambiase, le causaba cierto malestar, el cual Kitty pudo notar fácilmente.

—¿Te llamó? —le preguntó Jeon.

—Sí, cariño. Esta noche acaba todo. Luego, tú y yo podremos iniciar con todo lo que hemos planeado.

—Espero que todo salga bien.

—Yo también —contestó forzando su sonrisa—. Ojalá luego todo esté bien.

"Mini skirts & diamonds"  •DKi // Yoonmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora