Capítulo 6

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Instituto Balder
Unidad de Biología Molecular y Nanotecnología

Estocolmo, Suecia.

- ¡Lo que creo es que enloqueciste completamente!- gritó Argus enfurecido- perdiste la maldita cabeza, te vendiste y ahora quieres arrastrarnos a nosotros- su puño impactó fuertemente contra el escritorio de Jensen, quién por cierto, no lucía ni un poco sorprendido o intimidado.

El hombre permanecía inerte, con esa expresión neutral, que estaba sacando de quicio a Argus, no obstante, éste se levantó de su asiento y le miró desafiante.

-Quieras o no irás a Estados Unidos con tu equipo.
Simplemente, no tienes opción.- sentenció.

Argus rompió el contacto visual y dió otro golpe seco al escritorio. Caminó un par de pasos hacia adelante dándole la espalda a su insufrible colega y sobretodo buscando alejarse un poco.
Temía que si su mirada se cruzaba nuevamente con la de Jensen no pudiera resistir las ganas de asestarle un buen golpe que le sacudiera los sesos, a ver si así lograba hacerle entrar en razón.

-Desquitarte con mi escritorio no cambiará las cosas. Deberías relajarte, yo en tu lugar lo haría.- Sugirió Jensen en el mismo tono neutral.
- piensa en ésto como unas vacaciones.
Además, no veo porqué hacer tanto drama; nadie en tu equipo parece disgustado con la idea. Debes relajarte y dejar de querer controlarlo todo. Por otro lado, recuerda que el proyecto dejó de ser sólo tuyo desde que empezó a desarrollarse en mis laboratorios.
Y si me vendí o no, no debería importarte. A fin de cuentas, si lo que quieres es llorar y hacer berrinches como un niño de 5 años, es preferible que lo hagas sobre montañas de dinero.

En ese momento Argus era como un volcán a punto de hacer erupción, Jensen iba a acabar con la última gota de paciencia que le quedaba, pero por amor a todo lo que era bueno intentaría no perder los estribos.

Aún de espaldas e intentando ocultar el tono rojizo que su pálido rostro había adquirido producto de la ira, buscó con todas sus fuerzas aferrarse a la razón para no perder la calma y responderle sin mandarlo al demonio por ser tan cretino y avaricioso.

-Es que NO TIENE SENTIDO- replicó haciendo énfasis en esas tres últimas palabras -¿Para qué enviarnos allí?, nuestro financiamiento estaba listo, ya habíamos presentado la propuesta. Los japoneses estaban encantados. Entonces ¿Por qué tirar por la borda lo que ya estaba hecho para empezar desde cero en América?, ¡¿Por qué?!- de nuevo estaba desesperándose, todo el asunto no le cabía en la cabeza por más vueltas que le diera.

No se percató en qué momento, pero ya Jensen estaba parado delante de él, con un gesto de notable indiferencia que no hacía otra cosa que aumentar sus ganas de estrangularlo.

Esperaba salir de ahí con respuestas, de lo contrario era muy seguro que esta conversación no terminara nada bien.

- Además, ¿por qué tienen que enviarnos a esa universidad?,
Si se supone que conocen el proyecto, entonces tu "famosa organización", ya debería estar al tanto de que no necesitamos que otra institución valide algo que ya está validado.

Argus no había terminado muy bien de decir aquello cuando la voz de alguien más se unió a la discusión.

-Bien pensado señor Stengaard.- Dijo el extravagante sujeto trajeado mientras entraba en la oficina aplaudiendo de forma burlesca.
-veo que Jensen no mintió cuando me aseguró que era usted brillante. -
sus palabras destilaban ironía y cinismo.

Era un hombre alto, con cabello castaño, de rasgos finos, en los que resaltaban particularmente sus ojos de un extraño color entre amarillo y ámbar que a Argus le pareció inquietante. Tendría al menos unos 35 o 40 años y su acento y forma de vestir era en extremo elegantes, se notaba a leguas que era una persona adinerada.

GOLDENMIST [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora