Capítulo 11

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Marcus sintió como si todo su mundo se había paralizado. Se le vino el alma al piso cuando al terminar esa conferencia su asistente le informó que hubo un incendio en el edificio de Moon Labs y que no encontraban a su sobrina.

Su primera reacción fue salir corriendo y balbucear órdenes aquí y allá para volar a San Francisco lo antes posible.

Marilyn tenía que aparecer, esto no debía estar sucediendo, no.

No otra vez.

Iba de camino, con toda la ansiedad acumulándose dentro de su ser, intentaba convencerse a sí mismo de que quizás no era tan grave, que si no la encontraban era porque había escapado antes o cualquier otro panorama más alentador que sirviera para ayudarle a mantener la calma.

Cerró los ojos para tratar de pensar en otra cosa mientras llegaba, pero su asistente apareció mostrándole un vídeo del noticiero local.

Y fue entonces cuando todas sus pesadillas y miedos ocultos se encontraron en un solo lugar.

La aterradora imagen de más de la mitad del edificio Moon siendo tragado por las llamas. La voz de la reportera quedó flotando en el fondo, como un eco.

No pudo evitar que la desesperación lo inundara. Intentaba controlar su respiración, aplicar todo su conocimiento en el manejo de las emociones para mantenerse bajo control pero no podía. Simplemente no podía ser el Marcus Hawthorne fuerte, hoy no. Las lágrimas inundaban sus ojos azules que suplicaban que todo esto fuese un mal sueño del que pudiera despertar.

Recordó la última vez que lloró de tristeza y desesperación así, y eso había sido hace muchos años atrás, cuando Marina desapareció y luego la encontraron muerta.

El pensar en un trágico final así para su pequeña fue desgarrador. Sólo podía rogarle a Dios por un milagro.

Minutos después, su celular sonó.

Contestó con un miedo que le taladró los huesos. No perdía la esperanza pero una parte de él se preparaba para lo peor.

Quien llamaba era uno de los escoltas de Marilyn.

La habían encontrado.

Intentó procesar la información o al menos no concentrarse en el horror, pero no podía cuando su pequeña se debatía entre la vida y la muerte en una cama de hospital.

Al menos seguía con vida.

Pero, ¿hasta cuándo?.

Le habían ofrecido mil tipos de té para intentar calmarlo, su asistente le hablaba pero el estaba muy alterado y en medio de un ataque de pánico, sentía como le faltaba el aire, estaba muy desesperado.

Era su niña,su razón de seguir aquí.

Ella debía vivir.

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-Señor Hawthorne, Marilyn se encuentra parcialmente estable.-dijo la doctora haciendo una pausa notoria- pero tiene varias costillas rotas. Por suerte, no perforaron ningún órgano vital, también presenta hematomas en la región lumbar, cabeza y cara; fractura en un brazo y quemaduras en piernas, brazos y espalda...

-¡¿Y dónde está?!- interrumpió Marcus - debo ir a verla ahora.

-Señor, le aconsejo que intente conservar la calma, ahora mismo la chica se encuentra muy delicada, sin embargo, la estamos preparando para que usted pueda pasar a verla. -Respondió amable la doctora de rasgos asiáticos - Por favor, acompañe a la enfermera, ella lo guiará. En un momento estaré con ustedes.

Marcus siguió a una mujer de color corpulenta hasta el ascensor y luego hacia los pasillos que daban hasta una habitación donde debía colocarse guantes, gorro, tapabocas y hasta una bata. De ahí, atravesó con ella otro largo pasillo que le parecía infinito. Iba detrás de la enfermera en completo silencio hasta que llegaron a la puerta de la habitación 222.

-Ella está completamente inconsciente, pero quizás le haga bien que usted le hable- dijo por fin la enfermera- ¡Ánimo! Saldrán de ésta, parece una chica fuerte.- Con una sonrisa cálida y una suave palmada en el hombro lo alentó a entrar.

Marcus respiró profundo, giró el pestillo y entró.

Ahí la vio, con moratones en toda su carita, vendada, y con yesos. Las lágrimas de Marcus no tardaron en salir. Lloraba y lloraba sin poder articular ni una sola palabra.

Permanecía de pie junto a la cama, observándola, como si con eso pudiera devolverle la salud.
Finalmente, después de un largo rato le dijo entre llanto con una voz quebradiza, y tan suave que quizás sólo él mismo alcanzó a escuchar:

-No sé si esto funciona, cariño, pero solo quiero decirte que eres mi tesoro y que lo lamento mucho. Te pido que no me dejes, tú no...- hizo una pequeña pausa para tratar de recomponerse y continuó- Iremos a casa y allá te pondrás mejor.

Estaba tan absorto que no se percató de que alguien estaba entrando a la habitación, era la doctora. Ella entró y chequeó rápidamente los signos vitales de Marilyn y las vías. Él no le prestó mucha atención, estaba con la mirada clavada en su pequeña.

Al cabo de unos segundos se dio cuenta que la mujer también observaba a Marilyn.

-Uno de los bomberos contó que la había encontrado detrás de una mesa que cayó al suelo. Quedó justo entre la mesa y la pared-dijo ella. La tristeza en la habitación era tan densa y palpable que casi se veía como el silencio anterior amortiguaba sus palabras.
- De hecho- prosiguió- es un milagro que esté viva, sin embargo el panorama de recuperación no es nada alentador.

Marcus sólo quería que se mantuviera con vida, saber que respiraba. ¿Qué cantidad de cosas le habrían sucedido a su pequeña?, esto lo rebasaba.

-¿Porqué no lo es?, ¿Sucede algo más?

-Pues sí. Al parecer hay una cosa más la cual estamos investigando- respondió- resulta que a juzgar por el sitio específico donde ella se encontraba cuando sucedió el incendio, pensamos que su cuerpo habría estado expuesto a algún tipo de radiación.

-¿Y bien?

-Su cuerpo no para de rechazar el tratamiento, casi nada de lo que le hemos suministrado ha surtido efecto. Además del suero y la solución que usamos para limpiar y desinfectar sus heridas, su organismo parece no querer aceptar ninguna otra cosa. Es como si el resto de los medicamentos desapareciera. Está luchando únicamente con su inmunológico lo cual en estas condiciones es un poco difícil. Sólo podemos esperar que Marilyn sea una chica fuerte. Y usted, Señor Hawthorne, debe serlo aún más.




GOLDENMIST [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora