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Lunes por la mañana, llegaba puntual como siempre a su empresa.

8 en punto marcaba el reloj y él se dejaba ver al salir del elevador.

Se dirigió a la recepcionista.

-Buen día Elaine ¿Alguna novedad?-

La chica rubia de baja estatura y ojos color miel colgó el teléfono que tenía pegado a su oreja.

-Buen día Señor Jones, todo bien, su junta es a las 8:30 y tiene otra a las 12 con el señor Montenegro.-

Contestó con su típica voz baja.

Meliodas tomó la carpeta que ella le daba y rodó los ojos de fastidio

-Si, es verdad, mándame una limonada fresca con Derrieri porfavor, tengo una horrible resaca.-

Contestaba mientras se rascaba la cabeza.

-Si, en seguida señor.-
Contestó la rubia y tomó nuevamente el teléfono.

Se dio vuelta y subió a otro elevador.

Salió de éste cuando llegó al segundo piso, su empresa había crecido bastante estos 6 años.

Caminaba por el pasillo hasta su oficina mientras algunos les daban los buenos días y el contestaba con la cabeza o una leve sonrisa.

Entró a su oficina y continuó con la carpeta en mano.

Derrieri entró a la oficina con un vaso de limonada recién hecha.

-El mejor remedio para la cruda jefe.-

Mencionaba la chica de cabellera larga castaña amarrada en una coleta, con su típico vestuario de secretaria, falda no muy larga ni tan corta de color azul marino, blusa blanca de mangas largas, y zapatos de tacón bajo color blanco.

Meliodas no contestó y tomó el vaso y le dio un largo sorbo tomando casi todo el líquido del vaso.

Sintió que revivia.

-Gracias Derrieri, alista la sala de juntas, en unos minutos llegan los demás comerciantes.-

Aquella chica castaña agarró el vaso de nuevo y salió de la oficina.

Meliodas terminó de ordenar sus papeles y se paró de su silla.

Se puso de pie cerca de la ventana de cristal con vista hacia la ciudad.

Podía ver ligeramente su reflejo en el cristal.

Su apariencia seguía intacta.

Sus ojos verdes esmeralda.

Sus cabellos rubios peinados.

El traje negro de sastre y zapatos lustrados.

Acomodó su corbata, miró su reloj, estaban a 15 minutos  de la junta.

Tomó su maletín y lo abrió, metió su carpeta y se dirigió a la sala de juntas.

Llegó antes que todos, acomodaba el proyector y alistaba su laptop para colocar las diapositivas que presentaría.

Aunque tenía varios empleados, le gustaba hacer ciertas cosas él mismo.

Comenzaron a llegar algunos.

Meliodas saludaba con una leve sonrisa pero con el rostro serio.

Todos se reunieron ya.

Meliodas se puso de pie y su junta comenzó.

Un nuevo teléfono se lanzaría al mercado y a todos les fascino el modelo.

Terminaron aplaudiendo y aprobando su nuevo modelo.

Soltero, ¿Y con hija?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora