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El resto de la tarde Meliodas convivió con la pequeña, platicaron mucho, el quería conocerla más.

Al caer la noche cenaron y el la llevo a la cama para acostarla. Le leyó un cuento y una vez durmiendo le besó su frente con mucha ternura.

Salió de la habitación y bajo a la sala encontrando a su madre platicar de lo más alegre con Elizabeth.

-Ya se durmió.-

Comentó al sentarse junto a Elizabeth en la mesa

-Que bueno.-

Contestaron ambas.

-El viernes podemos ir a comprar ropa para ambas, planeo presentarlas a todos mis familiares en la reunión del domingo.-

-¡Es una excelente idea Meliodas!-

Mencionó feliz Leslie.

-Esta bien, será como digas.-

Respondió ahora con una sonrisa Elizabeth.

Terminaron de platicar y cada quien fue a su habitación a descansar.

Los días restantes, el y su hija se acercaban más y más, la pequeña quería quedarse en Nueva York con el y su abuela, se sentía en familia y acompañada, ahora meliodas realizaría los cambios en su apellido de la pequeña para que pueda ser su tutor, Elizabeth no puso objeción en nada, ya que a fin de cuentas el era su papá y el era el adecuado para ser su tutor.

Ahora solo quedaba en decidir que hacer.

La noche del jueves se encontraba cerca de la piscina pensando, que debería hacer, no quería dejar a Melissa sola, no quería que ella sienta que eligiendo a su papá ella tenía que irse, pero tampoco estaba bien que ella se quedará ahí con Meliodas, no estaba bien visto.

Sumergida en sus pensamientos miraba hacia el cielo estrellado.

Meliodas la vio afuera y se acercó a ella

-¿Estás bien?-

Ella sin mirarlo le contesto un si.

No dijo nada más, se quedó de pie cerca de ella.

El silencio entre ellos no era incómodo, más bien era adecuado.

Una brisa fría sopló y Elizabeth tembló un poco, se puso de pie dispuesta a entrar.

-Elizabeth.-

Su nombre saliendo de la boca de él la hizo detenerse.

Miró hacia él esperando que diga algo más

-Quedate con nosotros por favor.-

Era una súplica, ella no supo que decir, escucharlo hablar así, a pesar de la fama que se decía de él, la hacia dudar, aunque sinceramente él se había portado como todo un caballero desde el primer día, aún siendo desconocidas, las escucho y las llevo a su hogar sin dudar.

-No creo que sea lo correcto Meliodas, es decir, yo solo soy la tía de Melissa, puedo venir a visitarla seguido, pero no sé si deba quedarme aquí.-

Meliodas se puso frente a ella.

-Quiero que seas parte de esta nueva familia, después de todo tu trajiste a Melissa a mi, sin ti, jamás la hubiera conocido. Por favor (tomó las manos de ella), quédate con nosotros.-

Elizabeth entrelazó más sus dedos a los de él.

-Quiero ser parte siempre de la familia de melissa.-

Meliodas sonrió con un brillo especial en sus ojos, sin pensarlo más se acercó a ella para besarla suavemente en su mejilla.

-Gracias Elizabeth.-

Elizabeth lo abrazo y se mantuvieron así algunos segundos

Se separaron y acompaño a Elizabeth de la mano a su habitación, ya en la puerta le dio un dulce beso en su mano y se despidió de ella.

Entró a su habitación y su felicidad era tanta que sentía flotar en las nubes.


Al día siguiente al salir meliodas de su empresa fueron a comprar la ropa que ellas quisieron, tenían ya varias bolsas cuando la prensa los bombardeo con fotos.

-¿Es su nueva novia?-

-¿La niña es hija suya?-

Elizabeth y Melissa se escondieron detrás de meliodas, se sentían asustadas y agobiadas, ellas no estaban acostumbradas a ese acoso.

Meliodas las abrazó a ambas.

-Si, ella es hija mia y la joven es...-

Se mantuvo callado, ¿Debería decir los detalles de su vida? A la prensa le importaba poco.

Sin decir más empujó a todos y salieron de esa incómoda situación.

Llegaron a su auto, por fin, suspirando aliviados.

-Había olvidado como me hostiga la prensa, perdón por ese momento.-

-Esta bien, no pasó nada, pero si fue incómodo.-

-Eres muy famoso verdad papá.-

La primera vez que Melissa le decía papá, casi lloró de emoción.

-Si, pero tranquila, todo estará bien.-

Puso marcha a su carro para ir a su casa, llegaron y el metió todas las bolsas a la habitación de ellas, Melissa se quedó abajo con Leslie platicando de su día.

Elizabeth y Meliodas a solas acomodaban las cosas en aquel ropero.

-Creo que hace falta uno más grande.-

-Tranquila Elizabeth, haremos una habitación para Melissa, y así está quedará para ti.-

-Gracias, es buena idea, aún tenemos que buscar su colegio, donde estudiara.-

-Claro, lo veré en estos días.-

Platicar de cosas tan comunes, era algo que el no creyó hacer en su vida,pero el definitivamente era feliz.

Llegó sábado y Meliodas en lugar de estar en una fiesta ahogado en alcohol estaba en la sala leyendo un cuento para Melissa con ella junto a él y Elizabeth y Leslie en los otros muebles .

Había cambiado tanto su vida en tan solo una semana y se sentía tan pleno y feliz, que creyó incluso que vivía soñando.

El soltero Meliodas Jones había cambiado mucho y gracias a una pequeña niña de 6 años.

Soltero, ¿Y con hija?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora