*22*

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Dicen que el primer año de matrimonio resulta ser muy difícil, ya que hay que acoplarse al ritmo y costumbre de cada uno.

Pero para Meliodas y Elizabeth eso no fue así

Ya vivían juntos desde hace más de dos meses y se habían acoplado uno al otro.

Ella era limpia y ordenada, hogareña.

El era responsable y le gustaba dejar en orden sus papeles de trabajo y cosas de su habitación.

Por eso ambos encajaron a la perfección.

Con el embarazo de Elizabeth avanzando, sus cambios de humor fueron todo un remolino, se lograba calmar rápido debido a la influencia de Melissa

Ella era un dulce, la cautivaba con una sonrisa ya que era lo último que le quedaba de su amada hermana mayor.

Cómo todo matrimonio hubieron sus altas y bajas, ella sintió mucha inseguridad debido a que su físico había cambiado, ya no se sentía ella, pero Meliodas tan paciente siempre la llenaba de halagos y amor.

Elizabeth terminaba llorando y disculpándose en sus brazos por no poder controlar esos cambios repentinos en ella..

Cumplía las 38 semanas de gestación, ese día Meliodas no fue a su empresa ya que desde la madrugada ella sentía mucho malestar, había llegado la hora de que su bebé naciera.

La llevo en su carro hasta el hospital y ahí espero paciente a que le digan que su bebé había nacido

Daban las 6 de la mañana del día Viernes 8 de julio y una enfermera salía a la sala de espera a avisar a los familiares de Elizabeth que todo había salido bien, bebé y mamá estaban sanos.

-Fue un lindo varón.-

Meliodas estaba extasiado de felicidad, quería gritar de emoción pero aquel grito se convirtió en lágrimas.

Abrazo emocionado a su mamá y a Melissa.

Su corazón palpitaba rápido.

Cuando le permitieron entrar a ver a su esposa y entro a aquel cuarto con un cunero sus lágrimas nuevamente salieron.

Esa tierna escena lo lleno por completo, su bella esposa cargando a su bebé en brazos.

Se acercó a ellos y primero la abrazo y besó le agradeció el ser tan valiente y darle a aquel hermoso bebé.

Con mucho cuidado lo cargo en brazos y lo miró a detalle. Era tan pequeño y frágil.

Sus pocos cabellos cenizos al igual que sus cejas, sus pestañas largas como las de él, su boquita que parecía tener forma de corazón.

Dulcemente le dio un beso en su frente y lo volvió a acostar en su cunero

-Si todo sale bien en sus exámenes de sangre saldremos en la noche.-

El rubio tomó las manos de Elizabeth y depositó un beso suave en ellas.

-Gracias, por todo, por esta bella familia, por hacerme feliz, por darme la dicha de estar tan pleno conmigo mismo.-

Elizabeth con la mirada llorosa depositó un beso en sus labios.

-Te amo, y gracias a ti por todo.-

Se abrazaron mutuamente mientras veían a su pequeño dormir en aquel cunero de madera.






*6 meses después*





Meliodas y Elizabeth encabezaban nuevamente la portada de una revista famosa.

El con su típico elegante traje negro rodeando la cintura de su esposa de ojos azules quien cargaba a su bebé en brazos y en medio de ellos, una mano en cada hombro de Melissa.

Todos con una bella sonrisa. Su felicidad se podía apreciar en aquella foto.

Un gran hombre de negocios repleto de fama, dinero, alcohol, sexo y mujeres había logrado una paz y estabilidad gracias al amor de dos mujeres, su hija y su ahora esposa.



Y lo mejor estaba por llegar a sus vidas aún....







Fin



Soltero, ¿Y con hija?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora