*18*

2.7K 163 28
                                    

Después de dejarla en casa fue a su oficina, tenía su puntual junta mensual.

Pero apenas terminó su junta una buena idea llegó a su mente, esos cuatro días que ella estuvo distante de él se dio cuenta de algo, la amaba tanto que no podía estar lejos de ella.

Tenían casi dos meses juntos, tiempo suficiente para saber que ella era la mujer de su vida.

Salió de su oficina cerca de medio día para ir a la primera joyería que encontró cerca.

Estuvo viendo entre varios modelos pero uno llamo su atención.

Un anillo de diamantes blancos brillantes al rededor y en medio tenía uno azul grande.

Era el ideal para ella, lo compro sin dudar y llamo al restaurante de su agrado, reservo para 6 personas y colgó la llamada.

Llamo ahora a su bella mujer, pasaría por ella y su madre para ir a comer al restaurante.

Al colgar llamo a Zeldris y lo invito a aquel almuerzo.

Al terminar de hablar con él subio a su carro y fue por Melissa.

No demoro en llegar a la escuela y ella feliz subió

-¿Que tal tu día?-

Preguntaba a la pequeña.

-Bien, todos fueron amables.-

Respondió feliz

-Que bueno, iremos a casa para que te cambies y luego iremos a almorzar a un restaurante.-

-¡Genial!-

Apenas llegaron Melissa bajó rápido del carro, entro a la casa, saludó a su abuela quien ya estaba arreglada sentada en la sala, subió las escaleras con ella para que la ayude a escoger un vestido.

Elizabeth estaba en la habitación que compartía con Meliodas, había elegido un vestido corto liso color lila, con escote en forma de corazón entallado y las mangas cortas caídas, eligió unos zapatos de tacón bajo color blanco, recogió su cabello con una coleta baja acomodada de lado izquierdo, sus aretes dorados con una perla en medio combinaba con el collar, se maquillo ligeramente, delineador negro sobre sus ojos y labial rosado matte.

Terminaba sus últimos detalles cuando Meliodas entro a la habitación, se detuvo en la puerta al mirar ella hacia el.

Su belleza era única, lo había dejado impactado.

Elizabeth le sonrió.

-Estoy lista.-

Se puso de pie y caminó hacia él.

Meliodas seguía inmóvil.

-¿Te comió la lengua el ratón?-

Preguntó ella bromeando.

Rodeó su cuello con ambos brazos y besó ligeramente sus labios.

-Eres muy hermosa.-

Elizabeth le sonrió.

-Gracias cariño.-

Con ella rodeando sus brazos en su cuello el rodeo con sus brazos su cintura pequeña.

Se besaron una vez más y tomados de la mano caminaron hacia la habitación de Melissa, quien estaba terminando de ponerse sus zapatos.

-¿Lista?-

Elizabeth soltó la mano de Meliodas y fue hasta ella, checando que todo estuviera bien.

-Estoy lista tía.-

Los cuatro salieron del cuarto de la pequeña, caminaron hacia las escaleras y bajaron al primer piso, siguieron caminando hasta la salida, subieron al carro de Meliodas y se dirigieron al restaurante.

Dejaron el carro en el estacionamiento, bajaron y entraron al restaurante, Zeldris y Gelda ya los esperaban ahí.

-¿Me dirás porque hiciste este almuerzo?-

Preguntaba la peliplata en susurró al oído de meliodas.

-Ya sabras.-

Contestó con una sonrisa.

Suspiró resignada y tomó la mano del rubio, entraron juntos y se sentaron en su mesa, Meliodas en medio de lado izquierdo Elizabeth y del derecho Melissa, junto a Elizabeth su mamá y junto a Melissa zeldris y después Gelda.

Comían tranquilamente cuando un grupo de mariachis se acercó a la mesa de ellos a cantar unas canciones románticas.

Todos ahí escuchaban las canciones felices.

El camarero llegó con una botella de champagne, Meliodas aprovechando la distracción de Elizabeth con las canciones colocó el anillo al fondo de una copa de cristal y sirvió la bebida.

Sirvió las demás copas, cada quien tomó la suya y se puso de pie.

-Este almuerzo es especial para mí, porque no tuve que pensarlo mucho para saber que la mujer que necesito a mi lado el resto de mis días eres tú, Elizabeth.-

El tomo su mano y la hizo ponerse de pie.

-¡Salud!-

Alzó su copa al igual que todos ahí en la mesa incluyendola a ella.

Cuando inclinaba su copa vio aquel anillo al final, ella volvió a colocar la copa en forma vertical y miro a Meliodas con los ojos cristalinos.

-¿Esto es?-

Meliodas saco el anillo con un tenedor, lo limpio con una servilleta y se inco frente a ella, mientras los demás músicos seguían tocando una tierna melodía de petición de mano.

-¿Quieres casarte conmigo?-

Solo alcanzó a asentir con la cabeza mientras sus lágrimas caían sobre sus mejillas.

Colocó el anillo en su dedo correspondiente y se puso de pie para abrazarla y besarla.

Su mamá y hermanito aplaudían emocionados, no se esperan esa sorpresa, pero el ver a Meliodas a feliz y pleno era realmente muy satisfactorio.

Los felicitaron y tomaron fotos a la pareja comprometida.

Melissa se unió a su abrazo y posó junto con ellos en las fotos.

Despues de tantas fotografías, volvieron a tomar asiento y continuaron con su comida mientras platicaban de su futura boda.

Soltero, ¿Y con hija?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora