(Así imagino a la mamá de meliodas)
Nuevamente en el carro se dirigieron a la casa del rubio.
Elizabeth estaba nerviosa, ¿Cómo reaccionaria su madre? Él lo había tomado bien en lo que cabe, pero no conocía a la madre de Meliodas no sabía que esperar.
La casa era realmente grande, tenía un jardín con muchas rosas.
Las rejas se abrieron y el auto entró, llegó cerca de la puerta y se estacionó.
Salió del auto y ayudo a bajar a Elizabeth y Melissa. Agarro las maletas de ambas y entraron a la casa.
Melissa veía emocionada la casa, habían dos pesceras gigantes adornando la sala, ella corrió hacia una de ellas, le gustaban los peces.
-Ama los peces, en la casa tenemos dos.-
Meliodas se sorprendió, el amaba los peces y por eso mando a hacer aquellas pesceras, empezaba a creer que la prueba de ADN saldría positivo.
-¿Eres tú meliodas?-
Se escuchó la voz de una mujer adulta, los sonidos del zapato retumbaban en el salón.
-¡Aquí estoy mamá!-
Melissa miro hacia donde provenían los pasos esperando ver a la persona
Ella llegó a la sala, una señora rubia de ojos verdes, vestía pantalón de mezclilla y una blusa roja simple, zapatos bajos y tenia guantes de cocina en las manos.
Leslie Jones se quedó pasmada al ver a su hijo en compañía de dos mujeres, jamás llevaba a nadie a casa, una chica de ojos azules y cabellera plateada muy bella debía admitir.
-Buenas noches y disculpe la molestia.-
Mencionó Elizabeth apenada.
-Buenas noches.-
Contestó tranquila mientras su mirada no se quitaba de la pequeña niña rubia que estaba junto a la pecera.
-¿Abuela?-
Preguntó la niña.
Leslie se llevó las manos a la boca, sus ojos se cristalizaron.
-¿Meliodas? ¿Ella es?-
-Si, parece que es hija mía.-
Respondió el rubio.
Leslie se agachó a la altura de la pequeña observándola a detalle.
-¿Parece? ¡Tiene tus ojos! ¡Tú cabello! ¡Es tan parecida a ti! ¿Cómo es que no sabías?-
Preguntaba sorprendida y con las lágrimas a punto de caer.
Melissa sonrió.
-¡Eres tan linda! No pareces una señora, pareces una jovencita de 20.-
Mencionó sincera y se acercó más a ella.
Leslie rompió en llanto. Por inercia abrazo a la pequeña y se mantuvieron así algunos segundos.
Elizabeth de pie observaba esa tierna escena.
Sacó su móvil y tomó una fotografía.
Leslie seco sus lágrimas y se puso de pie.
-Perdón, estoy tan sorprendida, soy Leslie, mucho gusto.-
Dijo a la pequeña y le dio la mano.
-¿Te puedo decir abuela Lesli?-
Preguntó inocente
-Dime como Quieras preciosa.-
Contestó feliz
-Me llamo Melissa.-
Mencionó en brazos de su abuela quien la abrazaba de nuevo.
-¡Es un bello nombre así como tú!-
La soltó para luego mirar a la mujer junto a su hijo.
-Buenas noches, me llamo Elizabeth Liones, soy la tía de Melissa.-
-¿Tía? ¿No eres la mama de la pequeña?-
-No señora, soy su tía.-
Respondía con tono triste.
Algo pasaba se podía dar cuenta, quería respuestas ahora pero estaba la pequeña con ellos y sabía que no sería lo correcto tener una plática de adultos con ella presente.
-Hice unos deliciosos omeletes para cenar, ¿Cenan con nosotros verdad?-
Preguntaba mientras tomaba a la pequeña de la mano.
-¡Claro Abuela Leslie!-
Respondía por todos la niña.
Siguieron a Leslie a la cocina, Elizabeth se ofreció a ayudarla a servir y poner la mesa, después de todo ella estaba acostumbrada a hacer esas cosas.
Cenaron tranquilos, entre algunos comentarios normales y risas.
Era primera vez que Meliodas y Leslie tenían una cena familiar de lo más alegre.
Al terminar Elizabeth se ofreció a lavar los trastes. Pero Leslie no la dejó, en cambio le pidió a Meliodas llevarlas a la habitación que usarían.
Dieron las buenas noches a Leslie y caminaron hacia las escaleras, caminaron por aquel pasillo y llegaron al cuarto, Meliodas abrió la puerta y ellas entraron.
Prendió la Luz, dejando ver el cuarto limpio y ordenado, una cama grande un tocador, un ropero, una mesita de noche, y el pequeño baño.
-¡Es muy bello!-
Mencionó la peliplata.
Melissa corrió a la cama a acostarse.
Elizabeth se dirigió al baño y calentó un poco de agua.
Abrió las maletas para buscar la ropa que le pondría a Melissa
-Te espero abajo, en cuanto termines de arreglar a Melissa.-
El rubio abrió la puerta y cerró una vez fuera de la habitación y caminó el pasillo hasta bajar nuevamente a la sala.
Su madre estaba sentada ahí, tomaba su taza de café.
Meliodas camino a la cafetera sirvió dos tazas más, dejó una sobre la mesita del centro y otra más sostenía en su mano.
-¿Me dirás qué ocurre?-
Preguntaba Leslie mientras dejaba su taza en la mesita
-Me estoy enterando hoy mismo madre, la mamá de Melissa era Liz, la única novia que tuve hace 7 años, ¿Recuerdas?-
-Claro que si, es la única que me presentaste, tiene mucho parecido con Elizabeth, por algo son hermanas, pero ¿Porque ella no vino con la niña?-
-Ella murió madre, Elizabeth aún no me cuenta bien cómo paso, pero bajara en cuanto Melissa se duerma.-
Un silencio se apoderó de la sala, ninguno más tenía que decir, solo esperando que Elizabeth bajara a platicar con ellos.
No demoro mucho, ella por fin bajaba, los vio sentados en los muebles y se acercó a ellos.
-Listo, se durmió al instante, estaba cansada.-
-Supongo que si.-
Contestó amable Leslie.
Meliodas le ofreció la taza de café, ella lo tomó y se sentó junto a él.
Le dio un sorbo, y sintió las miradas de aquellos dos sobre ella, sabía que esperaban que hablara.
-Empezare por el principio.-
Comentó apenas terminó de beber un sorbo de su café.
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Soltero, ¿Y con hija?
FanfictionMeliodas Jones era el típico joven emprendedor que se volvió millonario. Era responsable y dedicado en su trabajo, pero en su vida personal era un desastre total, vivía de excesos en fiestas, alcohol y mujeres. Podía tener a la que quisiera y cuando...