Era víspera de año nuevo y Jimin estaba en su casa ayudando a su mamá con los preparativos de la cena. Hace dos días que no sabía nada de Jungkook, después de que Tae le confesó todo fue en busca de él pero su casa estaba vacía, según los vecinos se mudaron de ahí.
Ese día Jimin lloró más que nunca pensando que había perdido a su gran amor y todo por no haberlo escuchado, se castigaba cruelmente todas las noches por eso y lo extrañaba más que nunca.
El año estaba por finalizar y en menos de una semana debía volver a Seul para pasar su último año de universidad ahí
No sabía si en ese lugar volvería a ver a Jungkook, seguramente el chico también cambiaba de universidad. Estaba tan mal con todo eso que no sabía que hacer
Hoseok y Taehyung habían buscado a Jungkook por todos lados pero el chico había desaparecido del mapa, nadie sabía donde se encontraba.
Al único Jeon que pudieron encontrar fue a su padre, estaba en un bar muy borracho, Hoseok habló con él y el hombre le contó que se sentía mal por haber sido un imbécil y que por ese error había perdido a su familia.
Jimin no quería perder a Jungkook, no quería imaginarse una vida sin él, no quería perder a su más grande amor.
—¿Piensas regresar a Seul?— cuestionó la mamá de Jimin mientras acomodaba los cubiertos en la mesa.
—Creo que si— respondió Jimin sin muchos ánimos. Si había un lugar que le recordara más a Jungkook ese era la universidad y aún más su dormitorio, ese había sido el inicio de todo.
—¿Crees que él regrese a la universidad?
—No lo sé, él probablemente no quiera volver a verme
—No digas eso mi amor—su madre lo abrazó acariciando su cabello—Verás que todo se solucionara.
—¿Como mamá? Él desapareció sin dejar rastro y ni siquiera sé si vaya a volver a verlo—Jimin se sentó en una de las sillas del comedor viendo a la nada.
—Recuerda el hilo rojo —dijo riendo mientras volvía a la cocina. Jimin solo respiró profundo y se puso de pie.
—Iré a arreglarme— informó a su madre desde las escaleras.
Al entrar a su habitación se lanzó sobre la cama abrazando el peluche que tanto le recordaba a Jungkook. A como lo habia dicho el día que se lo obsequio, el lindo pollito amarillo se convirtió en su más grande recuerdo del chico.
(...)
La casa de Jimin estaba llena de personas que esperaban recibir el año nuevo juntos, todos se divertían charlando y haciendo bromas mientras otros comían aperitivos preparados por mi madre.
—Al menos sonríe un poco— habló Hoseok apareciendo frente a Jimin. El chico había llegado con Tae ya que su madre los invitó.
—Lo hago— respondió tomando un cogin del sofá donde se encontraba. Hoseok se sentó junto a él.
—También lo extraño —confesó.
—¿Que piensas sobre eso?
—No lo sé, Jungkook siempre huía cuando tenía algún problema pero siempre me decía donde iba estar
—¿Crees que no te lo dijo para que no nos dijeras a nosotros?— Jimin lo vio con ojos de tristeza. Hoseok se sintió mal por él, sabía que ambos estaban sufriendo por todo eso.
—Creo que si, supongo que en algún momento se va a comunicar conmigo. No puede vivir sin mi— bromeo intentando suavizar el momento.
—Ojalá lo haga, al menos me gustaría saber que esta bien
—Eso espero— dijo sonriendole para luego ponerse de pie— Iré donde Tae, no te quedes aquí solo y diviértete
—Gracias
Hoseok se fue en busca de su pareja y Jimin se quedó en el sofá observando a todos. En estos momentos solo deseaba poder ver a la persona que tanto extrañaba pero eso no se iba a poder.
El castaño tomó su abrigo y luego de avisarle a su mamá decidió salir a dar un paseo. No se sentía cómodo estando en su casa con tanta gente, quería pasar un momento a solas y pensar que sería de él este año nuevo.
Luego de caminar sin rumbo se percató que estaba en el parque donde solía ver a Jungkook, por instinto había llegado ahí o talvez solo lo extrañaba demasiado y quería estar en ese lugar.
Se aproximó al barandal que daba vista al las luces de las casas que se iluminaban esperando la llegada de un nuevo año.
Todo estaba en completa calma, millones de cosas pasaban por su cabeza pero el protagonista de todas era Jeon Jungkook, deseaba con todas sus fuerzas volver a verlo.
El castaño pasó varios minutos ahí viendo a la nada hasta que vio su reloj que estaba a segundos de marcas las 12:00 dando paso a un nuevo año.
Jimin se giró para regresar a su casa pero todo su cuerpo se paralizó al ver al chico alto de cabellos negros frente a él. Jamás esperó encontrarlo ahí, su corazón brincó de la emoción y más de alguna lágrima salió, estaba feliz de verlo
—Hmm, yo...— intentó hablar Jungkook, estaba nervioso, no quería que Jimin lo volviera a rechazar.
Pero eso era lo que menos quería Jimin, el castaño solo corrió y abrazó a Jungkook con tantas fuerzas que sentía que lo iba a asfixiar.
Jungkook lo recibió confundido pero feliz a la vez, lo había extrañado como loco y volver a tenerlo en sus brazos era la mejor satisfacción del mundo.
—Te extrañé tanto—confesó Jimin sollozando en el pecho del más alto.
—Te amo —respondió Jungkook apretando más su abrazo. No quería soltarlo por miedo a que todo fuera un sueño y que al separarse el pequeño chico entre sus brazos ya no estaría.
Ambos permanecieron abrazados por varios minutos, querían estar así siempre, durante varios días sintieron la ausencia el uno del otro lo que logró demostrarles que se necesitaban para poder estar bien, eran el complemento perfecto y juntos eran los más felices.