Oliver

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(Oliver Ballesteros)

Mi madre era joven cuando quedó embarazada de mí, justo del hombre equivocado, borracho, adicto, maltratador un ser despreciable que nunca deseó mi existencia, aun en contra de los deseos de ese señor, mi progenitora deseó traerme al mundo. ¿Felicidad? Ni ella fue feliz ni yo conocí la felicidad junto a mis padres biológicos. Ella no lo pudo soportar y se marchó, se fue dejándome a los cuidados de ese señor. Puedo decir que la felicidad lo encontré cuando mi tutela cayó en manos de Lucia y Jacobo. No serían mis padres biológicos, pero como si lo fueran, en ellos encontré cariño y sobre todo paciencia. Era un crio complicado, estaba lleno de odio y rencor, me metía en problemas porque me daba igual todo. West resultó ser un buen hermano y Valentina, resultaba tan inocente que no dudábamos en salir en su defensa, West era el astuto, Tom era... bueno raro, Valentina era la inteligente y yo, el rebelde, ¡vaya cuadrilla nos juntamos!

En el colegio y en el instituto, no es por echarme flores, era uno de los chicos más atractivos y deseados, reconozco que nunca me llegaban atraer ninguna, las que eran guapas carecían de inteligencia y las demasiado inteligentes, bueno, no me atraían físicamente, Valentina tenía todos esos requisitos, a pesar de ser más joven que yo, me encantaba estar con ella, se podía decir que era una de las pocas personas que conseguía apaciguar toda esa rabia contenida.

Hasta que esa relación de hermanos traspasó barreras, conseguiría apaciguarme, pero aún era un rebelde que no aspiraba a mucho. Hasta que, maldita y bendita juventud, nos dejamos llevar y de una noche clandestina engendramos a Barry. Me dejé llevar por los miedos, temía que la historia se volviera a repetir. Chico mayor que no llega a nada en la vida, se amarga y cae hasta lo más bajo, arrastrando a Valentina y a mi hijo. No quería eso para Valentina y mucho menos para ese niño inocente. Hasta que lo noté moverse en el vientre de su madre. ¿Por qué? ¿Por qué tendría que acabar como mi padre? Había heredado su temperamento, había heredado la sombra de un mal hombre, pero ella me enseñó que no todo en mi era malo, sé que me ayudaría a triunfar y lo haría, por Barry.

Joder y cuando llegó el día de su nacimiento, estaba histérico, no lo siguiente, casi me tendrían que ingresar a mí también. Horas que se me hicieron eternas, no quería imaginar lo que estaría pasando Valentina, el tiempo que pasé con ella en la sala de dilatación, le veía sufrir y en parte me sentía mal, en parte me sentía culpable, éramos jóvenes esa experiencia debía de vivirse cuando Valentina hubiera triunfado y quien sabe, con un hombre mejor, no un chico que se gana cuatro dólares cortando césped y cuyas notas eran aprobadas por los pelos de un calvo. Entonces llego el milagro y el pequeño llegó a mis brazos. No se puede predecir si mi amor por Valentina va a ser eterno, pero cuando ese pequeño ser abrió los ojos, casi no puedo describir lo que se siente, supe que ese amor duraría toda mi insignificante vida, era mío, mi hijo y nunca sentiría las carencias que un día padecí. Estaba seguro que Valentina tampoco le fallaría, por cómo le acurrucaba, como le mimaba y besaba. Era nuestro y si antes creí experimentar la felicidad, era una cochina mentira porque momento más feliz que ese no he vivido nunca. Bueno, sí, cuando llegó Nate.

Quería ser el de mi mujer, que no le temblase la voz al decir, es mi marido y es arquitecto, de su boca no saldría nunca "es mi marido y es un rufián" quería ser el orgullo de mi hijo y que las malas sombras de los Ballesteros se acabase conmigo. "Papá" nunca pensé que una palabra conseguiría remover todo mi ser, hasta llegar el punto de rozar toda mi sensibilidad, confieso que lloré y no por ello me hace menos hombre, me hace el padre más orgulloso de su pequeño, irradiaba pureza, inteligencia y belleza, agradecí al universo que heredase mucho más de su madre que de mí.

Nate, que fuera el seguro no quiere decir que sintiera menos emoción. Un puñetero condón roto, también era tener mala suerte, ¿tan fértiles éramos? Amo a mis hijos, aquí y en cualquier lado ese amor nunca muere. Maldigo ahora la juventud, no podíamos permitirnos tener muchos más hijos, económicamente ya íbamos hasta el cuello, llegamos la conclusión de que hacerme la vasectomía. Fui imbecil y haber guardado una muestra de semen en algún banco o como funcionen esas mierdas. Nate, cuando llegó ese pequeño monstruito al mundo, había construido una familia y estaba alcanzando las metas de ser un hombre de éxito, un hombre que podía dar seguridad económica a Valentina, a Barry y nuestro pequeño Nate.

El diablo viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora