Elige

11.5K 713 91
                                    

A Juliana le costó dormir, primero, Liah estaba aferrada a sus brazos y le podía la culpabilidad, la segunda, no podía dejar de pensar en la mirada infernalmente provocativa de Valentina. ¿Qué le diría a Liah? Enhorabuena cariño con mi despido he ganado un millón de dólares, pero eso implicaba el que no vería más a Valentina. De vez en cuando miraba a su prometida. Definitivamente, había caído en una encrucijada y acabaría loca por esas dos mujeres.

Liah y Juliana fueron juntas al aeropuerto, aunque tuvieron que separase en las Terminales. Ya que una se iba a Milán y la otra a Los Ángeles. ¿Qué diría? Un millón o los 365 días de placer, ¿acaso no había una tercera opción que era el quedarse como estaban? No, imposible, cuando llegó al punto de encuentro halló a Valentina esperando. Increíblemente sexy como siempre, ¿cómo seguir igual? Si sus deseos por ella habían aumentado y más habiendo probado esos labios. Estaba sería, ojeando una revista de moda. La morena, algo nerviosa se colocó a su lado, esperando alguna reprimenda o que le atosigase para obtener una respuesta rápida, sin embargo le saltó con otra cosa distinta:

_ Division Models Carvajal le llevó hasta lo más alto_ dijo indignada mientras le enseñaba una foto de una modelo guapísima_ y nos traicionó pasándose a la competencia_ negó con la cabeza_ Ford models una copia barata de mi imperio.

Valentina miró a Juliana de pies a cabeza con el ceño fruncido, se ve que no le gustó como iba vestida. Llevaba un traje gris, un conjunto que le compró Liah de Ralph Lauren:

_ ¿Algún problema con mi vestimenta?

Valentina apartó la mirada y siguió ojeando la revista:

_ Tendremos que ir a unos de los almacenes para comprarte algo de ropa.

Genial, a todo el mundo le había dado por llevarle de compras, con lo feliz que sería en ese momento con el sombrero que le había regalado su abuelo. Pensó que irían en uno de los vuelos que salían para Los Ángeles, por su puesto, Juliana en segunda clase y Valentina en primera, pero no, se dirigieron hasta otro hangar donde esperaba un Jet privado.

Juliana pensó en la de vacaciones que podía cogerse Valentina, con la cantidad de dinero que tenía, en su posesión estaba un jodido Jet privado. Vale, Juliana debía admitirlo, estaba fascinada, en su pueblo abundaban los cuatro por cuatro, caballos, toros, vacas y unas buenas montañas para esquiar.

Dentro era espacioso y había asientos colocados unos frente a otros. Tenían tripulación privado, que les ofrecían bebidas, comida. Valentina observó por encima de la revista a la morena, parecía una cría, curioseándolo todo, asomándose por la ventanilla, estaba tan absorta en todo lo que le rodeaba que no se percató que la rubia estaba conteniendo una sonrisa:

_ ¿Has viajado mucho en avión?_Preguntó Valentina, cerrando la revista para mirar fijamente a Juliana:

_ No señora Carvajal_ en ese momento Juliana reparó en un detalle, si Valentina le había propuesto 365 días de placer pero en la clandestinidad_ ¿estás casada para atribuirte el título de señora?

La expresión de Valentina cambio a una menos amistosa:

_ Nada de preguntas personales

Juliana dejó de sonreír para mirar con amargura a la rubia. Era una respuesta sencilla, si o no y también estaba el dicho, quien calla otorga. Así pues, esa mujer que tanto había insistido en querer llevarle a la cama, estaba casada de seguro:

_ Disculpe el atrevimiento_ dijo entre dientes antes de susurrar_ ya le salieron los cuernos.

Si lo hubiera escuchado en otra persona, hubiera puesto el grito en el cielo, pero anhelaba que Juliana le dijera que sí a los 365 días, deseaba que se lo dijera en ese instante. No tardaron mucho en llegar hasta el estado de California. Juliana parecía un poco reticente en volver a entablar conversación, por muy curiosa que fuera y por su cabeza pasaran millones de preguntas.

El diablo viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora