Capítulo 10

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Lalisa

Estoy perdiendo la cuenta de las mentiras que le estoy diciendo, y engañar a alguien como ella no es algo que haría normalmente. Pero no supe cómo decirle la verdad. Me aterraba dejarla ir, y también admitir que, en realidad, no me mudaré el lunes, pues la verdad es que estaré en la corte ese día. Y después de mi audiencia, estaré en la cárcel o en rehabilitación, dependiendo quién se sale con la suya. Si Khalan Manoban o yo.

Cuando mi padre vino a mi estudio esta mañana, procuré no revelar mucho porque sabía que Jennie podría estar escuchando. Pero mantener la calma fue más difícil de lo que creí. Quería que él viera lo que me está haciendo. Quería agarrar su mano, llevarlo al segundo piso, y señalarla, durmiendo en mi cama. Quería decir—: Mírala, papá. Mira lo que tu egoísmo me está costando.

En vez de eso, hice lo que siempre hago. Permití que los recuerdos de mi madre y hermano me disuadieran de enfrentarlo. Son mi excusa. Son su excusa. Han sido nuestra excusa por los últimos años, y me temo que si no encuentro una forma de dejar de usar aquella noche como pretexto, entonces Khalan y Lalisa Manoban nunca serán padre e hija otra vez.

Sin embargo, nunca nada ha logrado que quiera dejar este estilo de vida como ella lo ha hecho. Por mucho que he intentado, pensado, y me he rendido cada vez que la culpa gana, nunca me he sentido tan fuerte como me siento cuando estoy con ella. Nunca me he sentido como si tuviera un propósito, como me siento cuando estoy con ella. Pienso en las primeras palabras que le dije cuando se encontraba en mi puerta. —¿Estás aquí para salvarme?

Porque es así, ¿verdad, Jennie? Se siente completamente así, y ha pasado mucho tiempo desde que he percibido cualquier indicio de esperanza.

—¿Dónde vas? —Me pregunta.

Su voz podría ser usada como una terapia. Estoy segura de ello. Podría entrar a un salón lleno de gente depresiva, y todo lo que tendría que hacer para sanarlos sería abrir un libro y leer en voz alta.

—A Shinsegae Dept. Store Centum City.

Empuja mi hombro y se ríe. Me alegra ver este lado de ella de regreso. Apenas se ha reído en todo el día.

—No me refiero a ahora, bobita. Sino el lunes. ¿Dónde vas? ¿Por qué te estás mudando?

Observo la calle.

Levanto la mirada al cielo.

Me centro en mis pies.

Miro hacia todos lados, excepto a sus hermosos y gatunos ojos, porque no quiero mentirle de nuevo. Ya le he mentido hoy, y no puedo hacerlo de nuevo.

Extiendo mi mano y tomo la suya. Me lo permite, y el simple hecho de que sé que no me dejaría sostener su mano si supiera la verdad, me hace arrepentirme de haberle mentido en primer lugar. Pero cuanto más tiempo me tomo en confesárselo, más difícil se hace.

—Jennie, no tengo muchas ganas de responder esa pregunta, ¿de acuerdo?

Continúo observando mis pies, sin deseos de que ella vea en mi rostro que pienso que ha enloquecido por aceptar pasar el fin de semana conmigo, pues merece mucho más de lo que puedo ofrecerle. Sin embargo, no creo que merezca algo más que yo. Creo que sería perfecta para mí, y yo para ella, pero no merece ser parte de todas las decisiones equivocadas que he tomado en mi vida. Así que hasta que pueda descubrir cómo arreglar todos mis errores, dos días con ella es todo lo que me merezco. Y sé que dijo que primero nos enfocaríamos en hoy antes que decida pasar todo el fin de semana conmigo, pero creo que ambas sabemos que es una mentira.

Aprieta mi mano. —Si no me dices por qué te mudarás, entonces no te diré porque me mudé aquí.

Tenía la esperanza de poder saber todo de ella este fin de semana. Tenía preguntas alineadas y listas para ser disparadas, y ahora debo retractarme, porque de ninguna manera le contaré de mi vida. De todas formas, no ahora.

CONFESS || JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora