Lalisa
Miro a mi padre, que yace de pie con el rostro lleno de culpa en la sala de detención. Estoy sentada en una mesa bastante similar a la que estuve hace unas semanas cuando me arrestaron. Sólo que ahora estoy pagando el precio del arresto. Bajo la mirada a mis muñecas, y empujo las esposas, moviéndolas unos centímetros para aliviar la presión. —¿Qué tiene de bueno tu carrera de abogado si ni siquiera puedes sacar a tu hija de esto?
Sé que es un golpe bajo, pero estoy enfadada. Frustrada. En un estado de impacto por el hecho de que acabo de ser sentenciada a noventa días en la cárcel, pese a que esta es mi primera infracción. Sé que tiene que ver con el hecho que el Juez Kang fue quien presidió el caso. Al parecer, he sido suertuda en estos últimos tiempos. Mi destino tenía que estar en manos de unos de los amigos falsos de mi padre.
Mi padre cierra la puerta de la sala de detención, bloqueándonos dentro. Es nuestra última visita antes de que sea llevada a la cárcel, y a decir verdad, preferiría que ni siquiera estuviera aquí en este momento.
Le toma tres pasos introducirse a la habitación y luego se detiene al cernirse sobre mí. —¿Por qué demonios te negaste ir a rehabilitación? —gruñe.
Cierro mis ojos, al ver la decepción en los suyos. —No necesito rehabilitación.
—Todo lo que tenías que hacer era ir un corto período a rehabilitación, y todo este asunto hubiera sido sacado de tus antecedentes.
Está enfadado. Gritando. Su plan era que aceptase ir a rehabilitación, pero sé con certeza que esta es su manera que hacerse sentir mucho mejor sobre el hecho que he sido arrestada. Si hubiera pasado mi tiempo en rehabilitación en vez de la cárcel, le hubiese sido más fácil aceptarlo. Tal vez elegí la cárcel solo para fastidiarlo.
—Puedo hablar con el Juez Kang. Le diré que tomaste la decisión equivocada y veré si lo reconsideraría.
Sacudo la cabeza.
—Sólo vete, papá.
Su expresión es firme. No se va del salón.
—¡Vete! —Expreso, más fuerte esta vez—. ¡Fuera de aquí! No quiero que me visites. No quiero que me llames. No quiero hablar contigo mientras estoy aquí, porque espero por Buda que tomes en cuenta tu propio consejo.
Aun no se mueve, por lo que doy un paso hacia él, luego lo rodeo. Golpeo la puerta. —¡Déjame salir! —le digo al alguacil.
Mi padre sitúa su mano en mi hombro, y menosprecio el gesto. —Detente, papá. Sólo... ahora mismo no puedo.
La puerta se abre, y soy escoltada por un pasillo, lejos de mi padre. Una vez que las esposas son removidas y las barras de la celda se cierran detrás de mí, tomo asiento en el catre. Reposo mi cabeza en mis manos, y vuelvo a pensar en el fin de semana que terminé aquí. El fin de semana que debí haber hecho todo de un modo diferente.
Si tan solo me hubiese dado cuenta que lo que hago no protege a nadie. No ayuda a nadie.
Estoy permitiéndolo, y lo he hecho por años. Y ahora estoy pagando el precio más alto, porque estoy sacrificándote, Jennie.
***
TRES SEMANAS ANTES
Bajo la mirada a mi teléfono y hago una mueca cuando veo el número de mi padre.
Si está llamándome a esta hora, solo significa una cosa.
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CONFESS || JENLISA
Fanfiction𝓙𝓮𝓷𝓛𝓲𝓼𝓪| "Donde el confesar podría ser mucho más destructivo que el pecado mismo". Esta es una ADAPTACIÓN, la historia no es mía.