Paula
Jaque al rey
Hoy era finalmente el día en el que podría llevar todo esta faena a su conclusión. Mi pantalón gris, una camisa blanca debidamente planchada, la chaqueta para el frío y mi cabello recogido en una coleta alta. Hoy debía hacer uso de mis conocimientos sobre Darien, Paul y Esmeralda para convencer al juez y al jurado de que yo era una víctima más en este juego de tronos.
Ser cruel como Darien, sabia como Paul, sensible como Esmeralda. Me repetí esas tres frase casi como un mantra de camino al juzgado, las manos sudando pero mi rostro inexpresivo. Nunca dejaría que ellos me vieran débil, esta era la última jugada para ganar el juego, solo debía ser lo suficientemente astuta para rematar mi victoria.
-- ¿Nerviosa? -- escuche a mi lado la voz de Bruno, quien fue tan amable de llevarme al juzgado, pues él iba a ser uno de los testigos ya que de alguna manera también estaba involucrado al crimen, era mi alibi para salir libre y por fin hacer uso de mi vida.
-- Un poco, -- sonreí -- soy casi como una recién nacida ¿sabes?
-- Si, lo entiendo -- me echo un vistazo brevemente -- estás hermosa hoy, lástima que sea para un evento tan desafortunado.
Me mordí el labio y le eche un vistazo de vuelta, Esmeralda no tenía mal gusto. Bruno era un dios griego, el cabello rizado, los ojos oscuros y penetrantes, esa sonrisa que aseguraba problemas acompañada de un par de hoyuelos que lo hacían ver un poco inocente. Espero que a Esmeralda no le moleste que de vez en cuando lo use para mi propia satisfacción.
-- ¿Estás coqueteando conmigo? -- bufó.
-- Tal vez, -- le conteste -- ahora entiendo los esfuerzos de Esme para mantenerte en su vida.
Volteó su rostro a la ventana, un poco avergonzado y siguió manejando con un dedo en su labio inferior.
-- Esto es extraño para mi. -- me confesó -- Lidiar con Paul y con Darien es diferente porque ellos no me tratan románticamente... Sin embargo tú desde el primer momento en que nos vimos -- se detuvo.
-- ¿Qué? -- lo insté a continuar.
-- Hubo una extraña química, parecida a la que tuve en su momento con Esmeralda. -- apretó sus labios -- Su físico es una debilidad para mi, es hermoso así que siento como si fuera la misma chica la que me pone de los nervios.
-- ¿Sería una infidelidad si te beso? -- le pregunté cuando él auto paró en un semáforo.
-- No lo se -- dijo poniendo su mano en mi rodilla -- creo que tendríamos que preguntarle a Esme.
Tome su mano y la acerque más a mi, haciendo un intenso contacto visual con él.
-- ¿Qué pasa si no le decimos? -- me atreví a preguntar.
Justo cuando él iba a abrir la boca para responder escuchamos una bocina detrás nuestra, el semáforo estaba en verde y el encanto que nos rodeó momentáneamente desapareció como el viento, y Bruno tomando la palanca de cambios soltó mi pierna y me llevó directo al juzgado sin dirigirme la palabra de nuevo.
El edificio al que me llevó no era muy atractivo a la vista y definitivamente tampoco era muy moderno, no me molesté en ocultar mi desagrado por los mendigos alrededor del mismo ¿Por qué estaban acá? Unos cuantos reporteros me recibieron con grabadoras de mano y sus libretas dispuestos a sacar información de mi persona. Suspirando los ignoré y caminé con rectitud a la entrada, siguiendo las indicaciones de Bruno llegue a una sala donde encontré a mi madre vestida de negro escuchando a su abogado atentamente, claramente ella tenía a uno de los mejores abogados del país de su lado, de hecho ni siquiera me atrevo a imaginarme la suma que ese tipo le debió haber pedido a mamá, de seguro ya no quedaba ni un centavo en su cuenta bancaria.
ESTÁS LEYENDO
Cuestion de perspectiva
Misterio / SuspensoPosterior al asesinato de Agatha Domínguez se desata una serie de misterios en el alejado pueblo de Punta Chanet. ¿La principal sospechosa? Esmeralda, su mejor amiga. Pero ¿Quién podría culpar a la joya del pueblo de una cosa tan horrorosa? Se están...