Epílogo

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Nada nunca acaba realmente

Esmeralda

Tres años más tarde

El color rojo gotea de mis dedos, recordar como llegue aquí me hizo desconectarme por un rato. Las cosas no han sido fáciles, pero por lo menos estoy tranquila; puedo dormir en la noche como un bebé sabiendo que por fin estoy a salvo.

-- Nena -- escucho a Bruno llamarme -- el señor de la galería pregunta si...

Se detiene a sí mismo cuando ve mi última obra, está toda hecha de rojo y negro. No fue sencillo hacer todas las sombras y realces del cuerpo de una mujer solo con esos dos colores, pero valió la pena porque nunca he hecho algo tan hermoso.

-- Lo llame Agatha, -- comento -- quiero mantenerla en mi memoria para siempre.

-- ¿Vas a exhibir este cuadro? -- me pregunta, acercando sus dedos a la espalda de la mujer encuadrada.

-- No, lo mantendremos aquí en casa -- le respondo -- sería muy sospechoso tener una obra como esta cuando la mayoría de mis trabajos son muy coloridos.

-- Tienes razón, -- comprende mi novio -- mas no estoy de acuerdo con el hecho de que prives a tus fans de tan magnífica imágen.

Su alabo me hace reir un poco, cuando Bruno habla tan formalmente no puedo evitar compararlo con el vulgar muchacho que me conquistó inicialmente. El tiempo ha pasado demasiado rápido.

-- ¿Que fans tonto? -- le reclamo divertida manchando su mejilla de rojo al pasar a su lado de camino al baño -- Ni siquiera he tenido la oportunidad de tener una galería para mi solita aunque sea un día. Me toca compartir con todos esos artistas descerebrados y deprimidos, -- ruedo mis ojos mientras me desvisto preparada para tomar una ducha -- mis cuadros se pierden entre tanta tristeza.

-- Yo creo que más bien resaltan entre tanta monotonía -- Bruno se recuesta en la puerta observandome probar si el agua está lo suficientemente caliente.

-- Eres muy dulce cariño, pero ni siquiera mareandome con esta conversación lograras que acepte mostrar a Agatha en la colección de esta temporada.-- Bruno sonríe exasperado por mi tono de sabelotodo y se dispone a irse -- Oh y cierra la puerta, no quiero congelarme con el aire que entra.

-- Quisquillosa -- se queja él, obedeciendo mi orden.

***********

OMNICIENTE

-- Este es el archivo, aquí encontrarás los casos más importantes de Punta Chanet -- el jefe de policía le mostró al joven detective el depósito lleno de cajas y papeles -- como sabrás no son más de quince o veinte en los últimos 100 años. A pesar de ser un pueblo lleno de personas enfermas los crímenes no son muy comunes, quien sea que intentara uno sería descubierto de inmediato por los rumores. Ya sabes lo que, dicen pueblo chico...

-- Infierno grande -- completa el muchacho por el jefe antes de que este pueda terminar.

Ivan miró la estancia pensativo, en sus planes nunca estuvo venir a este pueblo a ejercer su profesión pero su abuelo insistió. El hombre dirigía una clínica para el cuidado mental a las afueras de Punta Chanet, de hecho lo convenció con el argumento de que todo en ese lugar está mucho más enredado de lo que parecía, que él debería venir por sí mismo a comprobar que cosas interesantes se encuentran en cualquier lugar, solo se debe indagar lo suficiente.

-- ¿Cuál fue el último caso importante que han tocado? -- preguntó limpiando el polvo de una de las cajas más cercanas.

-- Dominguez versus Greco -- respondió el hombre mayor con una tos que evidenciaba su status de fumador.

El apellido Greco resaltó por encima de todo en la cabeza del chico, le sonaba bastante.

-- Creo que esa es la caja que contiene toda la información -- dice el jefe señalando la caja a los pies de Ivan.

-- Vaya, tiene muchos documentos -- comentó.

-- Bueno, fue polémico. -- dijo de nuevo tosiendo el oficial -- Esas eran las dos familias más adineradas del pueblo, aunque las malas lenguas dicen que los Domínguez no tenían ni un céntimo. Al final Marlen Greco fue declarada culpable por el asesinato de Agatha Domínguez la única hija de la pareja. -- Ivan sonreía divertido por la historia, casi parecía una telenovela -- Muchos secretos se develaron sin embargo fue un hecho devastador, Esmeralda Greco la hija de Marlen Greco era la mejor amiga de Agatha, se mudó a la capital tan pronto mandaron a su mamá a la cárcel la pobre estaba vuelta una magdalena.

-- Jefe ¿Es posible que me lleve los archivos de este caso a casa? -- interrumpe Ivan -- El caso me parece muy interesante, quisiera informarme más.

-- Claro no creo que haya problema -- le concede el viejo.

Esa noche Ivan quiso besar a su abuelo, la joya que tiene es mucho más complicada de lo que le expresó el jefe. La tal Esmeralda ahora era una artista con renombre de la capital, pero hay partes de la historia que no cuadran; es de ignorantes dejarse cegar por la fama de la joven y obviar el hecho de que su comportamiento no era para nada normal.

La semana siguiente dispuesto a averiguar más, condujo a la cárcel femenil que quedaba a unas horas de Punta Chanet. Presentó la placa y se registró para poder acceder a una visita, incluso mintió y dijo que era un sobrino lejano de la mujer.

-- ¿Quién eres tú? -- Marlen no era ni rastro de la mujer que fue, su cara ahora siempre estaba amoratada por las peleas a las que solía meterse, esperando que algún día la mataran por fin.

-- Soy el nuevo detective de Punta Chanet -- le responde -- ¿Puede creer que nunca ha habido uno antes?

-- Sí, -- susurra la mujer mirándolo con el ceño fruncido -- esa es la razón por la cual estoy pudriéndome en este cuchitril.

-- ¿Usted no mató a Agatha? -- pregunta Ivan falsamente sorprendido.

-- No, lo dije siempre durante el juicio y lo repito ahora -- Marlen e Ivan compartieron contacto visual -- yo no maté a esa chica.

Ivan miró la estancia, gris y aburrida, decidiendo si era prudente permitirse entrar a ese mundo retorcido y reabrir heridas que aún no cicatrizan completamente. Bueno, igual ¿Que más daba? No podía sentarse a esperar a que algo parecido sucediera, la vida le presentó la oportunidad de divertirse un rato y no la iba a dejar pasar por nada del mundo.

-- ¿Sabe que doña Marlen? -- le preguntó el joven mirándola íntimamente -- Yo le creo.

-- ¿Enserio? -- los ojos de Marlen se abrieron desmedidamente.

-- Claro, -- reafirma el hombrecillo recostandose en su silla -- el crimen y... la vida en general no son más que una mera -- hace una pausa con el pulgar bajo su labio, buscando la palabra correcta -- cuestión de perspectiva.

FIN

Cuestion de perspectivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora