Capítulo 11

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Narra Laura Wess:

- … No, muy largo…, muy corto, muy claro.- Regina trataba de encontrar en su tienda algo para mí, le había dicho que no sabía con que ir a la cita de Bill.

- Este es perfecto.- Sacó de la estantería un vestido negro, ajustado y con un leve escote en la espalda. Me miró de pies a cabeza.- es perfecto para ti, al probador ¡Ahora!

Fui al probador, me saqué mi atuendo, gracias a Dios, Regina no nos dejaba ocupar uniforme, pero si vestir bien a la hora de ir a trabajar.

Ya con ropa interior, bajé el cierre del vestido y me zambullí en el, ajusté la cremallera y me miré al espejo, realmente Regina había dado en el blanco. El vestido era precioso y se ajustaba muy bien a mi figura.

Salí para mostrarle a Regina su elección.- ¿Qué tal? – Me miró, hizo su típica expresión de asombro y mostró una gran sonrisa. -  Querida, te ves preciosa. Te lo regalo.

- ¡¿Qué?! . Estas loca, ya haz hecho bastante por mí.

- Tu has hecho mucho por mí, este es el pago por acompañarme donde la bruja. Espera.- De una pequeña vitrina sacó un collar realmente hermoso.- Toma, así estará listo tu outfit.

La abracé, era lo menos que podía hacer. – Me has salvado.- Nos miramos y nos pusimos a saltar abrazadas, reamente estábamos emocionadas.

- ¿Qué le dirás a Mike?- Me preguntó ella. Estábamos ya en el almuerzo, comíamos unas ensaladas.

- ¡Oh! ¡Se me había olvidado!

- ¿La excusa o Mike?- me dijo con una risa sarcástica.- Yo creo que se te olvido Mike.

- ¡No! , Solamente…- coloqué mi pelo detrás de la oreja.-  No lo había pensado.- Había olvidado a Mike por completo, esa era la verdad. -  No sé qué excusa darle.

Mientras pensábamos una excusa, sonó mi celular, era Mike. Era como si lo hubiéramos invocado de alguna forma.

- Hola querido… Estoy con Regina, si, si… ¿Hoy?- Miré a Regina con desesperación.- Hoy no puedo … ¿ Que porque no puedo?- En ese minuto Regina me arrebató el teléfono.

- Saldrá conmigo, es un asunto de trabajo y no puede faltar… lo entiendo Mike, pero ella hoy realmente no puede, lo siento…  Sí,  yo le digo, adiós.- Cortó rápidamente la llamada, y suspiró.- Dejó el recado que mañana saldrían, si o si.

- Me salvaste, no sabía que excusa darle.- Me sonrió.- ¿Vamos a tomar un helado?

Narra Alex Bennett:

Estaba terminando de limpiar una mesa y alguien me susurró en el oído.

- Me entretuve mucho contigo la vez anterior.- Era Nick. Dios, su voz era tan sensual que se me erizaba la piel. Me tomó de la cintura.

- Nicholas, si nos ven de esta manera nos van a mandar a la calle y sin paga.- Me soltó rápidamente.- Gracias.

- Te tengo una invitación que no podrás rechazar.- Se puso en frente mío, Me sonrió de forma pícara, yo le respondí de igual forma.- Mi padre me ha dado una reserva en Madison Park, y bueno, pensaba ir contigo.

- Madison Park,  ¡pero si ese es uno de los mejores restaurantes de la ciudad!- Lo miré curiosa ¿El tenia una reserva en uno de los restaurantes más lujosos y exquisitos, y me había invitado a mi?

-Te espero hoy a las nueve afuera, ¿Te parece bien?

- Por supuesto.- le di un beso en la mejilla y seguimos trabajando.

Narra Laura Wess:

Ya eran alrededor de las siete de la tarde, Dos horas más y uno de mis sueños se haría realidad. Llegue cansada al apartamento, había sido un día agotador con muchas ventas. Al girar la llave en la cerradura, Alex me abrió.- ¡Tengo una cita importante con Nick!¡ No tengo ni la menor idea de que ponerme!

- ¿Cita importante?- Alex ya se había probado la mayoría de lo que tenía e su clóset.

- Si, o sea, no.- Tratando de bajarse la cremallera del vestido.- El lugar es sofisticado, sabes que yo no voy a cosas así muy a menudo.- le ayudé, o sino con la fuerza que estaba bajando la cremallera el vestido se rompería.- Su padre le dio una reserva y me ha invitado a mí.

- Entonces las cosas van más serias de la que creía.

- ¿A qué te refieres?.- Me miró con cara de confundida.- Solamente me ha invitado, porque, quizás, no tenía a quien más invitar.

Me encogí de hombros.- Si tu lo dices.

Terminando con su ropa, empezamos por la mía, encontramos así unos leggins y lo combinamos con una blusa de ella que fuera más formal, buscamos unos tacos que le combinara al outfit y una cartera de mano elegante.

- Te ves elegante y divertida.- Le dije, realmente ese look le quedaba fantástico.

Mire mi reloj, ¡Ya eran casi las ocho!- Mierda, se me hizo tarde.

- ¿Vas a algún lugar?

- Sí, tengo una cita de negocios.

Tome la bolsa donde estaba el vestido y el collar.- ¡Wow! No me sorprendería que después seas gerente, si es que el negocio de Regina sigue aumentando.

-¿Te imaginas? Sería estupendo, podría pagar todas mis cuentas, y las de mi madre.

Miró su reloj, al igual que yo.- También se me está haciendo tarde, tengo que irme en el subterráneo.

La abracé, necesitaba su apoyo en esos momentos, me sentía tan nerviosa, y tan triste al no poder contarle que mi sueño estaba a punto de realizarse. Quizás ella sintió mi nerviosismo.- Todo ira bien, ya verás.

- A ti también, suerte con Nick.- Chocamos las manos como un signo de apoyo, tomo su cartera de mano, me miró antes de irse.- No me esperes en la noche.- Y giñando un ojo, salió por la puerta.

Rápidamente tome ropa interior, el vestido y me fui a duchar, fue una de las duchas mas veloces de la vida, seque mi cabello y lo arreglé, que fuera natural pero no por eso menos acomodado.

Faltando diez minutos para las nueve aun me faltaba para estar lista, me maquillé rápidamente, con un look más elegante, delineándome los ojos y con unos labios más carmesí. Cinco para las nueve, estaba mirándome por el espejeo una última vez, dos para las nueve estaba bajando en el ascensor. Nueve en punto estaba afuera, tal como el pidió.

Esperé unos minutos y no veía ningún auto. Habían pasado diez minutos y nada, si hubiera sabido que se demorarían tanto, hubiera estado más relajada arreglándome.

Media hora después, no se veía signos de que ningún auto me venía a buscar, me iba a ir nuevamente al departamento.- ¿Señorita Laura Wess?

Me di vuelta. Un hombre alto, con traje y unos lentes negros me estaba hablando.- Soy yo.

- Acompáñeme por favor.

Lo acompañe hasta una calle más abajo, ahí estaba, un Audi a3 esperándome. Ahora sí, esto era el cielo.

- Suba.- El hombre me abrió la puerta de la parte de atrás, de una manera muy formal. Agradecida subí al auto, los tacones me estaban matando por estar media hora esperando.

Encendió la radio del auto. Estaba sonando A Thousand years de Christina Perri. Empecé a cantarla, el hombre al verme, le subió un poco más a la radio.

Mis pensamientos se direccionaron a Mike, me sentía como si lo estuviera estafando, como si le estuviera ocultando mi vida entera al hacer esto, por otro lado, era solo esta cita solamente. Después todo volvería a la normalidad, Bill volvería a terminar su gira en Berlín y por mi parte, yo volvería a ser la novia de Mike y todo estaría olvidado.

- ¿Señorita?- El hombre me miraba por el retrovisor.- Cuando lleguemos al destino  y usted entre al edificio, le preguntarán por su reserva, usted tiene que responder que viene por las fresas.

- ¿Por las fresas?- No puede aguantar y salió una pequeña risa.

- Es una clave, si no lo dice, no la dejaran entrar.- Frenó el auto al frente del restaurante.- Hemos llegado, recuerde lo que le he dicho.

- Gracias por traerme.- Al igualmente que al subirme, me abrió la puerta.

Salí del auto, Inhale aire limpio y exhalé, esto acaba de comenzar.

Invaded By YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora