Capítulo 21

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Al cerrar la puerta pase al baño a quitarme los aros que traía puestos y deje la puerta abierta. 
Georg entro y me tomó de cintura por detrás. 
-¿Qué estás haciendo?

Sabia lo que quería lograr,  los dos sabíamos que lo queríamos.

- hoy te vi con el barman,  veo que eres una chica muy coqueta. 
- quizás,  pero ellos son los que se acercan a mi -  le dije con cara de niña buena y agregué- ¿puedes bajar la cremallera de mi vestido?
Sin dudar lo realizo y esto hizo que viera mi espalda.  Tenía solo puesto mi parte de abajo de la ropa interior. 
- tu eres la que provocas a los hombres- dijo mordiéndome el hombro. 
- ¿te estoy provocando querido? 
Georg me giró con velocidad y me encontré con sus labios, nos besamos apasionadamente, la continuación del beso del ascensor. Su lengua me sofocaba y me hacia excitar aun más. Me tomó y me sentó encima del mueble del lavabo y bajó mi vestido hasta mis caderas, dejando al descubierto mis senos.

Los lamió y luego puso sus manos en cada uno masajeándolos y pellizcándolos, era una rica mezcla entre dolor y placer. Georg iba despacio y mi cuerpo pedía más.

Bajé del mueble y me puse de rodillas ante él y bajé sus bóxer dejando su miembro afuera. Pasé mi lengua desde su base hasta su punta haciendo que salieran jadeos de su parte. Lo introducía  y sacaba de mi boca moviéndome lentamente mientras me acostumbraba a su tamaño y después me movía con más rapidez, sentía que estaba saboreando un caramelo y no quería dejarlo ir hasta que se deshiciera en mi boca.

- Detente Lola -dijo con un gemido.

Tomó su pantalón y busco algo en su billetera.

- Mierda, lo siento…no tengo.

- Espera, creo que yo sí.

Mi vestido al pararme quedo en mis pies y quede solo con la parte inferior de mi conjunto negro. Fui en busca de mi cartera y la revise completa, pero no había rastro de lo que quería. Después recordé que lo había dejado en la chaqueta y que el barman me lo había dado para tratar de persuadirme, lástima que no lo ocuparía con él.

Georg no dudo en utilizarlo y me tomó por detrás bajando lo último que me quedaba de ropa, Me apoyé en la cama y el entro en mi despacio, encajando completamente los dos.

- ¿Puedo terminar dentro tuyo?

- Hazlo.

Sus embestidas eran cada vez más fuertes y rápidas, yo arqueaba mi espalda para sentir más placer. Agarré la cama con fuerza y la sensación de placer abarcó todo mi cuerpo produciéndome un gran espasmo. Georg tomó mi cadera con fuerza y con una ultima embestida y un gruñido  se dejo ir dentro mío, tal como quería.

Narra Catherine Hamilton:

Con Gustav nos quedamos en mi habitación conversando, en realidad no lo conocía del todo. En relación con las chicas a mi no me gustaba ninguno de los integrantes en particular, lo encontraba guapos a todos.

Al principio se mostraba tímido, y yo era la que hablaba mas, nunca me quedo callada. Poco a poco se ponía mas cómodo y ya después el contaba anécdotas con los chicos y yo reía sin parar.

- Me gusta tu risa- dijo tomándome por sorpresa.

Mi risa, era muy exagerada, de esas que no tiene todo el mundo. La mayoría de las personas que conozco se ríen de mi risa, no de mis chistes o lo que digo y que Gustav hubiera dicho que mi risa le gustaba me había dejado perpleja.

- Gracias, aunque es un poco.

- Extraña ¿no?

- sí, exagerada.

Fue entonces que estuvimos toda la noche hablando sobre cosas divertidas y él oyendo mi linda risa ¡Una noche fenomenal!

Narra Alex Bennett:

Cuando abrí los ojos, el sol entraba a través de la cortina y un brazo descansaba en mi cintura,  era Tom. Su cuerpo estaba pegado al mío,  lo podía sentir de pies a cabeza.  Su respiración sonaba en mi oído. Quería estar por siempre en esa posición con Tom descansando cerca de mí y sentir su calor. 
Trate de girar mi cabeza  para ver su rostro,  pero casi lo despierto por lo que no lo intente otra vez. 
- Buenos días


- Buenos días Tom 


- ¿te sientes mejor que ayer?

Con este despertar nadie se puede sentir mal -  mucho mejor.
Tom se separó de mí y entro al baño. Estaba nerviosa,  no sabía si dar el primer paso a algo más.  Lo que si sabía es que esta oportunidad no se volvería a repetir. 


-¿te parece si vamos a desayunar? 
- ¿te parece si me desayunas?

Mierda ¿Había dicho eso en voz alta? Tom se mordió el labio de forma muy sexy y se puso encima de mí. 
- me parece perfecto 
Besó mis labios de forma tenaz,  me mordía y succionaba como si fuera un rico dulce. 
Sin haberme tocado aun,  ya me tenía loca  y en sus garras. 
Saco mi camiseta con delicadeza y tomó mis pecho con el sostén aun puesto,  le quite su camisa. ¡Dios su cuerpo! 
Me quede admirándolo por unos segundos mientras me quitaba el corpiño. 
La punta de su lengua fue subiendo desde mi abdomen a mis senos,  estos últimos los saboreó con placer y leves gemidos salían de mi boca. 
Besaba mi cuello mientras con sus manos amasaba mi pecho. Le saqué los pantalones,  quedando solo en bóxer donde ya se notaba su gran erección. También el aprovecho para dejarme completamente desnuda. Su mano bajo hasta mi entrepierna ya caliente y uno de sus dedos entro en mí con rapidez, al cabo de unos minutos ya eran dos dedos quienes me hacían gemir más fuerte. 
Tom no aguanto más y se sacó sus bóxer dejando a la vista su dura erección, tomó un preservativo. Acomodó mis caderas y entro todo su miembro en mí,  despacio pero con gran profundidad. 
Me besaba la boca de forma sabrosa,  me lo devoraba completamente, mientras nuestras caderas iban un poco más rápido.
Entonces cambiamos de posición y yo estaba ahora arriba del alemán.  Llevaba el ritmo a mi gusto, suave y rápido. 

Gruñidos salían de la boca de Tom que me hacían sentir más cerca del orgasmo.  Me tomó la cintura y empezó a embestirme con fuerza haciendo que toda una electricidad viajará por mi cuerpo llegando a un grito de placer que se debe haber escuchado por todo el país.  Unos minutos después Tom repitió mi acto, terminando con un gruñido varonil que me dejo excitada nuevamente.

Me quede acostada arriba, nuestras respiraciones se calmaban. Revolvía mi cabello con una mano mientras que con la otra me sostenía por la espalda.

- No hay nada como el sexo en la mañana.

Besó mis labios, ahora con tranquilidad y delicadeza. Salí de encima y  fui al baño. No dije ninguna palabra a Tom, aun estaba perpleja por lo que había pasado.

Abrí el agua de la ducha y me metí en ella. Mojé todo mi cuerpo, y al salir todavía sentía el olor de Tom impregnado en mi piel, eso me gustaba, me recordaba que había sido suya por unos minutos.

Salí para empezar a vestirme y no encontré a Tom en la habitación, quizás tenía hambre pensé. Tomé algunas de mis cosas y ya preparada subí a desayunar.

En el pasillo estaban Catherine y Gustav, por lo que subí con ellos. Quería contarle todo a Catherine, pero como Gustav estaba allí tuve que guardarme de decir algo.

En la sala del desayuno estaban Laura y Bill, Lola y Georg todavía no llegaban y no había rastro de Tom.

- ¿Tom no estaba contigo?

- No, se fue en la noche – Mentí. No sabía por qué lo hacía.

Lola llegó junto con Georg diciendo que le dolía la cabeza y los típicos síntomas del día después de una borrachera como la que tuvimos nosotras, yo en cambio me sentía fenomenal, tal vez era como dijo Tom. No hay nada como el sexo en la mañana.

Bill llamaba a Tom pero este no le contestaba y Laura decía que lo dejáramos tranquilo, que aun no se había despertado.  Yo sabía muy bien que no era así.

Cuando ya terminábamos de desayunar llegó, se le veía alegre y a mis ojos se veía radiante. Habló y  lanzó bromas a Georg como siempre, salvo que no me miraba. 

Invaded By YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora